Después de cinco meses de que los ministros Fernando Olivera, Fernando Rospigliosi y David Waisman avalaran en una conferencia de prensa y ante el Congreso de la República la denuncia del abogado José Echaíz en la Fiscalía anticorrupción, de haber ingresado en dos oportunidades a la Base Naval del Callao en la maletera de un auto para entrevistarse con el procesado Vladimiro Montesinos Torres, el fiscal Oscar Zevallos Palomino, titular de la Segunda Fiscalía Anticorrupción, después de tres meses de investigaciones, la archivó por no haber encontrado indicios ni pruebas para corroborarla. Finalmente, como dijera Mahatma Gandhi: “triunfó la verdad”.
Esta falsa denuncia, avalada por los ministros arriba mencionados, ocasionó que entre los días 7 y 9 de noviembre del 2001 se propalaran más de un centenar de noticias vejatorias contra la imagen de nuestra gloriosa Marina de Guerra: Cito entre ellas: “Algo se pudre en la Base Naval” y “La Base es una coladera”. Inclusive el periodista Jaime de Althaus en su programa televisivo La Hora N, manifestó textualmente: “Parece que Vladimiro Montesinos tuviera el control dentro de la Marina de Guerra para utilizar sus fichas”.
Quienes afirmaron sin fundamento, que la Marina de Guerra no estaba cumpliendo con la tarea encomendada en el Centro de Reclusión de la Base Naval del Callao, y restaron veracidad al comunicado oficial 005-2001 de fecha 9 de noviembre de 2001, elaborado por nuestra institución, tienen ahora la obligación ética de rectificarse o la obligación política de renunciar. El nuevo ministro de Defensa, Aurelio Loret de Mola, no puede soslayar ahora su obligación de tramitar la denuncia que, como Comandante General de la Marina, solicité en forma oficial a su despacho para que el Procurador de dicha Cartera iniciara una acción penal contra el abogado Echaíz por falsedad en perjuicio de mi institución y de su personal naval. Hasta la fecha no se le ha dado el trámite correspondiente a mi pedido.
¿Y ahora qué? Este abogado de cuestionables antecedentes se burló de todos los peruanos, y los tres ministros, a la vez, se burlaron del Congreso de la República. El mal disimulado propósito de desprestigiar la Marina de Guerra nunca fue logrado porque sus argumentos, apócrifos como las cartas contra el Cardenal, no convencieron a nadie. Su mayor castigo fue dar lástima en el Congreso de la República donde no se atrevieron a solicitar un voto de confianza. Si se pregona que se está moralizando al país, entonces que se investigue y denuncie estos hechos por delito contra la fe pública y falsedad genérica, y asimismo, por razones de honor y dignidad, los ministros que avalaron esta denuncia deberían pedir disculpas públicas a nuestra Gloriosa Marina de Guerra.
Publicado en el diario CORREO, fecha 9 de abril de 2002
Esta falsa denuncia, avalada por los ministros arriba mencionados, ocasionó que entre los días 7 y 9 de noviembre del 2001 se propalaran más de un centenar de noticias vejatorias contra la imagen de nuestra gloriosa Marina de Guerra: Cito entre ellas: “Algo se pudre en la Base Naval” y “La Base es una coladera”. Inclusive el periodista Jaime de Althaus en su programa televisivo La Hora N, manifestó textualmente: “Parece que Vladimiro Montesinos tuviera el control dentro de la Marina de Guerra para utilizar sus fichas”.
Quienes afirmaron sin fundamento, que la Marina de Guerra no estaba cumpliendo con la tarea encomendada en el Centro de Reclusión de la Base Naval del Callao, y restaron veracidad al comunicado oficial 005-2001 de fecha 9 de noviembre de 2001, elaborado por nuestra institución, tienen ahora la obligación ética de rectificarse o la obligación política de renunciar. El nuevo ministro de Defensa, Aurelio Loret de Mola, no puede soslayar ahora su obligación de tramitar la denuncia que, como Comandante General de la Marina, solicité en forma oficial a su despacho para que el Procurador de dicha Cartera iniciara una acción penal contra el abogado Echaíz por falsedad en perjuicio de mi institución y de su personal naval. Hasta la fecha no se le ha dado el trámite correspondiente a mi pedido.
¿Y ahora qué? Este abogado de cuestionables antecedentes se burló de todos los peruanos, y los tres ministros, a la vez, se burlaron del Congreso de la República. El mal disimulado propósito de desprestigiar la Marina de Guerra nunca fue logrado porque sus argumentos, apócrifos como las cartas contra el Cardenal, no convencieron a nadie. Su mayor castigo fue dar lástima en el Congreso de la República donde no se atrevieron a solicitar un voto de confianza. Si se pregona que se está moralizando al país, entonces que se investigue y denuncie estos hechos por delito contra la fe pública y falsedad genérica, y asimismo, por razones de honor y dignidad, los ministros que avalaron esta denuncia deberían pedir disculpas públicas a nuestra Gloriosa Marina de Guerra.
Publicado en el diario CORREO, fecha 9 de abril de 2002