Hemos escuchado recientemente las declaraciones del presidente chileno Ricardo Lagos en Santiago, durante la XIII Feria Internacional del Aire y del Espacio (FIDAE 2004), llamando a la transparencia en los gastos de Defensa en la región y a mantener una política que signifique un equilibrio adecuado, y además, negando que Chile esté desarrollando una carrera armamentista, justamente, cuando muy satisfecho apreciaba, conjuntamente con su ministra de Defensa y altos mandos militares, la exposición de los aviones F 16 que la empresa estadounidense Lockheed Martin, ha vendido a ese país.Las declaraciones del Presidente chileno son realmente increíbles y sorprendentes, debido a que por un lado llama a mantener una política de equilibrio adecuado en los gastos de Defensa de la región y por otro, manifiesta que su país no se encuentra en una carrera armamentista, cuando se conoce que el Gobierno chileno, a pesar que trata de maquillar sus enormes adquisiciones con renovación de armamento, está imbuido en una carrera armamentista de grandes proporciones a través de diferentes planes de armamento como los denominados “Alcázar 2000”, “Fragata”, “Puente”, “Neptuno”, “Spica”, “Roma”, “Danubio”, “Fortaleza”, “Bicentenario”, entre otros, con una inversión de cerca de US $ 4 mil millones de dólares en compra de unidades y materiales de combate netamente ofensivo, sofisticado, de última tecnología, y dotado de armas de mucha potencia, versatilidad, alcance y gran poder de destrucción.
Entre estas adquisiciones destacan las siguientes: 10 aviones caza-bombarderos norteamericanos F-16 dotados para lanzar misiles Amraam, incluyendo dos aviones tanqueros KC–135 para recarga en el aire con el fin de incrementar su autonomía de vuelo a más de 8,000 km., 450 tanques entre Leopard I holandeses y Leopard II alemanes, 4 Fragatas holandesas, dos de ellas tipo Witte of Wiht, para defensa aérea, y las otras dos, clase M, para guerra de superficie y antisubmarina, todas ellas dotadas con misiles antiaéreos Sparrow y antibuques Harpoon, 1 Fragata Británica tipo 22 con misiles antibuque Seawolf, con posibilidad de adquisición de 3 Fragatas similares adicionales, 1 Destructor Fletcher con misiles mar - tierra Tomahawk de un alcance de 1,800 Km., con posibilidad de adquisición de 2 unidades similares adicionales ofrecidas recientemente por EEUU, 2 Submarinos de última generación franco-españoles tipo Scorpene con capacidad para lanzar torpedos Black Shark y misiles SM - 39, 1 Buque de desembarco norteamericano, 1 Buque de transporte Alvbor Merino sueco, 30 Lanchas entre patrulleras, costeras y misileras de fabricación israelita, española y alemana, 7 aviones Caza y Orión, 9 Helicópteros BO – 6 alemanes y Super Puma franceses para el servicio general de Aviación Naval, 980 Camiones y carros blindados para tropa y de transporte, 240 lanza cohetes, 120 Morteros de 80 mm., entre otros, además de la modernización del equipo de Infantería de Marina, la construcción de 13 lanchas LSG en su astillero Asmar, así como la repotenciación de sus actuales submarinos Tipo 209 Simpson y Thompson que contempla la modificación estructural para la incorporación de los torpedos Black Shark y para lanzamiento de misiles SM – 39.
Aunque cada país es libre de adquirir el armamento que requiera, no es correcto ni ético que el presidente chileno, a la luz de todas las adquisiciones indicadas, haga un llamado a la región a mantener una política que signifique un equilibrio adecuado, debido a que casualmente, a través de dicha carrera armamentista, ha generado un gran desequilibrio estratégico y desconfianza en todos los países de la región.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 15 de abril de 2004
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