El liderazgo del Almirante Miguel Grau Seminario no se podría apreciar solamente desde la dimensión de su participación en la Guerra del Pacífico en 1879. Su gloria, su permanencia y su trascendencia en el tiempo hasta convertirse en un verdadero ejemplo de líder, se fundamenta en su testimonio de vida, en su trabajo, en su capacidad de poder convocar, orientar y dirigir a sus subalternos logrando cumplir los objetivos propuestos por él y por la patria a la cual tanto amó y entregó su vida.
A los 9 años de edad inició su carrera de marino como respondiendo a un incesante llamado del mar. A los 19 años consigue el título de piloto y completa su aprendizaje fundamental en los buques a vela de la marina mercante. Su dominio de las actividades marineras se manifestó también en la brillante carrera que desarrolló en la Marina de Guerra a la que ingresó como Guardiamarina en 1854 llegando a ocupar el cargo de Comandante General en 1878.
Cuando ostentaba el cargo de Comandante del Huáscar, aplicó la siguiente frase: “ninguno maneja el Huáscar como yo”, la cual revela su sentimiento y seguridad sobre el profundo conocimiento y liderazgo que tenía de su buque, con el que defendió el honor y la integridad de nuestra patria desde el 5 de abril hasta el 8 de octubre de 1879 en el Glorioso Combate de Angamos.
El Almirante Grau como verdadero y efectivo líder demostró impulso personal, el deseo de dirigir, integridad personal y honradez, responsabilidad, moral y ética, seguridad en si mismo, capacidad cognoscitiva, posición de conocimientos, carisma, creatividad, flexibilidad y calidez personal. Quizá lo más importante de ésta ética esencial es su noción y actitud frente al deber, el que nunca constituyó para él el cumplimiento de una obligación, sino la realización de una exigencia de su propio espíritu. El deber fue para el Almirante Grau una íntima obediencia de sus propias responsabilidades, fue una profunda convicción enraizada en su conciencia moral. Asumió el deber con entera libertad, y esa consecuencia lo llevó a los límites superiores del heroísmo y del holocausto supremo.
El trato con sus subalternos fue de permanente liderazgo, pues su capacidad de movilización e influencia no tenía su base en la autoridad y poder legal formalmente recibidos, sino en una relación de adhesión espontánea, voluntaria y entusiasta de quienes trabajaban a sus ordenes. Su sola presencia era suficiente para amalgamar voluntades en torno a un objetivo.
El liderazgo militar del Almirante Grau fue orientado a logros ya que su objetivo fue la defensa del honor nacional, demostró su valor que constituye una actitud mental que aún reconociendo el temor al peligro procede con calma y firmeza cuando se encuentra frente a un enemigo muy superior. Como líder político, cuando se desempeñó como Diputado por la provincia de Paita demostró una actuación pública digna, gran responsabilidad y entrega, motivo por el cual en el Hemiciclo de la Cámara de Diputados existe una curul permanente con su nombre.
En su calidad de Comandante General de la Marina, un año antes de la guerra con Chile presentó un informe denominado “Memoria de Marina” donde advirtió la deplorable situación en que se encontraban las unidades de la Marina para enfrentar un conflicto armado, sin embargo, no obstante la clara desventaja material, cuando la patria se lo demandó, hizo frente al enemigo manteniendo en zozobra a toda una flota más numerosa y de características técnicas superiores, demostrando gran valor y entereza de espíritu.
Asimismo, humanizó la guerra, donde hubo dolor, muerte, terror, sangre, puso una nota de caridad, de sentido humano. Gestos como el de recoger a los náufragos de la Esmeralda y del Matías Cousiño tienen un profundo significado cristiano, el de aliviar el dolor que produce la guerra, sin faltar a su deber como defensor de la patria.
El Almirante Grau no sólo fue ejemplo de liderazgo para la tripulación del Huáscar de 1879, como líder político y militar y como nuestro héroe máximo más admirado, es y seguirá siendo un ejemplo para el país y para el mundo entero, por ello, en justo reconocimiento de lo que hizo por nuestra patria ha sido distinguido como “El peruano del milenio”.
Todos los peruanos deberíamos seguir el ejemplo del Almirante Grau, y con mayor razón, los actores políticos que guían los destinos del país.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 8 de octubre de 2004