El día 13 de noviembre en un artículo de opinión publicado en el diario Correo, le requerí al señor Fernando Rospigliosi Capurro que debería presentar pruebas sobre una denuncia que ofendía a las FFAA. Y es que días antes, había manifestado que “El sector Defensa y las Fuerzas Armadas lanzaron una presunta guerra con Chile como parte de una campaña para conseguir mayor presupuesto....ellos metieron el tema de una presunta guerra contra Chile, una campaña preparada para ese efecto, y los medios de comunicación le siguieron la corriente y lograron lo que querían”. Ante tan delicada acusación que ofendía a las FFAA, únicamente lo inste a presentar las pruebas correspondientes, ya que ésta se basaba solo en afirmaciones subjetivas.
Sin embargo, el señor Rospigliosi, como respuesta, presentó el día 21 del presente un artículo a página completa titulado “La mudez de Palacios” que fue publicado en el diario Perú.21, en el cual, lejos de presentar las pruebas de su denuncia, se dedica a agraviar e insultar.
Yo lo llamaría a la reflexión al señor Rospigliosi, en primer término, le recomendaría que no hable de temas de defensa y menos de guerra naval si no tiene conocimiento, es algo así como que una persona se ponga a hablar de temas neurológicos en la interpretación y diagnóstico de una tomografía sin entender del asunto. Al respecto, al hablar de temas de guerra naval demuestra un absoluto desconocimiento cuando dice que “con submarinos y aviones un país pobre como el Perú, tiene una respetable fuerza disuasiva en esta área”. Para opinar con fundamento, tendría que saber que las unidades de superficie y los submarinos no pueden ser reemplazados entre sí. Ambos, junto con aviones y helicópteros son complementarios. Los submarinos convencionales son un arma netamente táctica, principalmente ofensiva destinada a patrullar áreas de carácter vital no muy extensas, en las que debido a su baja velocidad en inmersión y sus características de operación no pueden estar sujetas a comunicaciones permanentes con el exterior, salvo en muy escasos espacios de tiempo para informar su posición y recibir los datos y ordenes correspondientes. En el caso de los buques de superficie, sus misionamientos son distintos ya que por su andar, sus sistemas de sensores que posee y sus helicópteros embarcados, están destinados a dar una gran movilidad al control del mar, tanto en tiempo de guerra como en tiempo de paz y asimismo, cubre áreas mucho mas extensas y puede cumplir diversas tareas ofensivas y a través de estas funciona lo que en la guerra naval moderna se conoce como el Comando Y Control, que es un elemento fundamental de la misma. En la guerra naval moderna, son tan necesarias las unidades de superficie, como las submarinas, así como los aviones y helicópteros, además de las fuerzas de operaciones especiales y la infantería de marina, todos estos elementos deben operar bajo el concepto de la interoperatividad y bajo el criterio del Comando y Control.
Además el señor Rospigliosi ha manifestado que mi argumento de que “las fragatas sirven para combatir el narcotráfico, la pesca ilegal y el contrabando es absurdo y ridículo”, sin embargo, como para que comprenda que está equivocado, justamente la Marina empleando dos de sus fragatas, la Carvajal y la Villavicencio, acaban de capturar frente a las costas de Huarmey, a 194 millas del litoral peruano a nueve embarcaciones chinas que estaban usufructuando de nuestro mar miles de toneladas de calamar y pota, e inclusive, estas dos fragatas han remolcado a dos de dichas embarcaciones para que sean debidamente procesadas y multadas por nuestras autoridades marítimas.
Por otro lado, le recomendaría al señor Rospigliosi Capurro que si le preocupan tanto los casos de corrupción en las FFAA, que se los pregunte al Poder Judicial, pues si hubo delincuentes -que los hubo y todos los repudiamos y pedimos que la justicia los castigue-, esa no es mi responsabilidad, ni de la Marina, ni de las FFAA, es responsabilidad de los que cometieron los delitos y desprestigiaron el uniforme de la patria, y por eso deben ser sancionados severa y drásticamente.
Ud. me llama oscuro oficial sin ningún fundamento, ya que he servido a mi Institución por 39 años y no he tenido el más mínimo cuestionamiento, ni siquiera una llamada de atención, mas bien le diría que Ud. si es un oscuro marxista, aunque ahora no le convenga manifestarlo, y justamente por su ideología siempre ha estado en contra de las FFAA. sino explique Ud. por qué se prestó para la patraña de Echaiz con la que se dañó la imagen de la Marina. Todavía no nos hemos olvidado del papelón que hizo Ud. cuando fue ministro del Interior y por un afán de figuración y de quitarle protagonismo al Ejército envió una patrulla policial a buscar terroristas, operación que fue inadecuada e ineficaz y al final ud. se vio obligado, a regañadientes, a solicitar el apoyo del Ejército.
Por último, señor Rospigliosi, de qué oscuridad habla Ud., ya que de su efímero paso por la gestión pública lo único que puede ostentar es el record de contar con dos interpelaciones seguidas en un mismo período de gobierno, en la primera, por el absurdo caso de Echaíz en el cual, aunque no fue censurado, no se atrevió Ud. a pedir ni siquiera un voto de confianza; y en la segunda sí fue censurado por 62 votos congresales por haber sido considerado responsable de los acontecimientos que se produjeron en Ilave, con la triste consecuencia de un alcalde fallecido.
Publicado en el diario CORREO, fecha 26 de noviembre de 2004
Sin embargo, el señor Rospigliosi, como respuesta, presentó el día 21 del presente un artículo a página completa titulado “La mudez de Palacios” que fue publicado en el diario Perú.21, en el cual, lejos de presentar las pruebas de su denuncia, se dedica a agraviar e insultar.
Yo lo llamaría a la reflexión al señor Rospigliosi, en primer término, le recomendaría que no hable de temas de defensa y menos de guerra naval si no tiene conocimiento, es algo así como que una persona se ponga a hablar de temas neurológicos en la interpretación y diagnóstico de una tomografía sin entender del asunto. Al respecto, al hablar de temas de guerra naval demuestra un absoluto desconocimiento cuando dice que “con submarinos y aviones un país pobre como el Perú, tiene una respetable fuerza disuasiva en esta área”. Para opinar con fundamento, tendría que saber que las unidades de superficie y los submarinos no pueden ser reemplazados entre sí. Ambos, junto con aviones y helicópteros son complementarios. Los submarinos convencionales son un arma netamente táctica, principalmente ofensiva destinada a patrullar áreas de carácter vital no muy extensas, en las que debido a su baja velocidad en inmersión y sus características de operación no pueden estar sujetas a comunicaciones permanentes con el exterior, salvo en muy escasos espacios de tiempo para informar su posición y recibir los datos y ordenes correspondientes. En el caso de los buques de superficie, sus misionamientos son distintos ya que por su andar, sus sistemas de sensores que posee y sus helicópteros embarcados, están destinados a dar una gran movilidad al control del mar, tanto en tiempo de guerra como en tiempo de paz y asimismo, cubre áreas mucho mas extensas y puede cumplir diversas tareas ofensivas y a través de estas funciona lo que en la guerra naval moderna se conoce como el Comando Y Control, que es un elemento fundamental de la misma. En la guerra naval moderna, son tan necesarias las unidades de superficie, como las submarinas, así como los aviones y helicópteros, además de las fuerzas de operaciones especiales y la infantería de marina, todos estos elementos deben operar bajo el concepto de la interoperatividad y bajo el criterio del Comando y Control.
Además el señor Rospigliosi ha manifestado que mi argumento de que “las fragatas sirven para combatir el narcotráfico, la pesca ilegal y el contrabando es absurdo y ridículo”, sin embargo, como para que comprenda que está equivocado, justamente la Marina empleando dos de sus fragatas, la Carvajal y la Villavicencio, acaban de capturar frente a las costas de Huarmey, a 194 millas del litoral peruano a nueve embarcaciones chinas que estaban usufructuando de nuestro mar miles de toneladas de calamar y pota, e inclusive, estas dos fragatas han remolcado a dos de dichas embarcaciones para que sean debidamente procesadas y multadas por nuestras autoridades marítimas.
Por otro lado, le recomendaría al señor Rospigliosi Capurro que si le preocupan tanto los casos de corrupción en las FFAA, que se los pregunte al Poder Judicial, pues si hubo delincuentes -que los hubo y todos los repudiamos y pedimos que la justicia los castigue-, esa no es mi responsabilidad, ni de la Marina, ni de las FFAA, es responsabilidad de los que cometieron los delitos y desprestigiaron el uniforme de la patria, y por eso deben ser sancionados severa y drásticamente.
Ud. me llama oscuro oficial sin ningún fundamento, ya que he servido a mi Institución por 39 años y no he tenido el más mínimo cuestionamiento, ni siquiera una llamada de atención, mas bien le diría que Ud. si es un oscuro marxista, aunque ahora no le convenga manifestarlo, y justamente por su ideología siempre ha estado en contra de las FFAA. sino explique Ud. por qué se prestó para la patraña de Echaiz con la que se dañó la imagen de la Marina. Todavía no nos hemos olvidado del papelón que hizo Ud. cuando fue ministro del Interior y por un afán de figuración y de quitarle protagonismo al Ejército envió una patrulla policial a buscar terroristas, operación que fue inadecuada e ineficaz y al final ud. se vio obligado, a regañadientes, a solicitar el apoyo del Ejército.
Por último, señor Rospigliosi, de qué oscuridad habla Ud., ya que de su efímero paso por la gestión pública lo único que puede ostentar es el record de contar con dos interpelaciones seguidas en un mismo período de gobierno, en la primera, por el absurdo caso de Echaíz en el cual, aunque no fue censurado, no se atrevió Ud. a pedir ni siquiera un voto de confianza; y en la segunda sí fue censurado por 62 votos congresales por haber sido considerado responsable de los acontecimientos que se produjeron en Ilave, con la triste consecuencia de un alcalde fallecido.
Publicado en el diario CORREO, fecha 26 de noviembre de 2004