El ministro de Defensa, general Roberto Chiabra, parece no darse cuenta de la gran responsabilidad que significa ser el representante de nuestras Fuerzas Armadas. No parece entender que cuando emite opiniones a los medios de comunicación debe hacerlo con mucha altura, ponderación y prudencia. En una entrevista, publicada el día 12 de diciembre en Correo, ha empleado palabras vulgares e indecentes con el afán de demostrar su desagrado cuando le preguntaban sobre un proceso judicial iniciado en su contra.
Es inconcebible que el general Chiabra al responder a una pregunta sobre si acudió al Servicio de Inteligencia al enterarse de su pase al retiro, éste responda con la siguiente vulgaridad: “Lo único que pedí en aquel momento fue mi reincorporación y punto, no me la dieron y se fueron a la mierda todos y no pasó nada, ahí quedó el tema”. Es igualmente inadmisible que al preguntársele sobre si pediría un careo con el procesado Vladimiro Montesinos para rebatir su versión, conteste con otra grosería: “Para qué le voy a dar chance a esa buena mierda, dejemos que la justicia haga su chamba”.
Es una falta de respeto que cualquier persona emplee interjecciones vulgares cuando se dirige a un medio de comunicación y esto se agrava cuando se trata de un funcionario público, en este caso, de un ministro de Defensa, máxima autoridad del ministerio y titular del sector, quien ejerce la supervisión y control de las Fuerzas Armadas y, por lo tanto, le debe absoluto respeto a toda la ciudadanía y, en particular, a los 130,000 efectivos en situación de actividad y a todos los que nos encontramos en la situación de retiro.
Hay que recordarle al general Chiabra que la honestidad es la forma transparente de actuar, de hablar, de realizar las críticas y es la autoridad moral para exigir respeto, por lo tanto, la ética debe estar presente en todas sus actuaciones. El comportamiento del personal uniformado está acompañado por los valores y virtudes militares tales como el honor, la prudencia y la lealtad, bases de la teoría de la ética militar, que son la esencia del accionar militar. Debe recordar el general Chiabra que le debe respeto a sus subalternos, que sus actuaciones deben ser guiadas con una profunda consideración hacia ellos.
Por último, general Chiabra, Ud. no ha hecho nada positivo por las FFAA durante su gestión y por lo tanto no tiene ningún logro trascendente que mostrar. Además de hacer continuamente declaraciones fuera de lugar a los medios de comunicación, de estar cuestionado en un proceso judicial, de su nefasta participación en los ascensos a los altos grados de las FFAA, y sobre todo, por no haber cumplido con su función primordial, indicada en la Ley del ministerio de Defensa N° 27860, y por la cual juró como ministro de Defensa, cual es, la de “Garantizar el accionar conjunto de los Institutos de las FFAA en el mantenimiento de la independencia, soberanía e integridad territorial de la República, asegurando su debida preparación y capacitación”, debería Ud. renunciar de inmediato a su cargo y, si no tiene vocación para hacerlo, por lo menos, compórtese con altura y respeto y encuadrado en las normas, usos y costumbres de la ética militar.
Publicado en el diario CORREO, fecha 24 de diciembre de 2004
Es inconcebible que el general Chiabra al responder a una pregunta sobre si acudió al Servicio de Inteligencia al enterarse de su pase al retiro, éste responda con la siguiente vulgaridad: “Lo único que pedí en aquel momento fue mi reincorporación y punto, no me la dieron y se fueron a la mierda todos y no pasó nada, ahí quedó el tema”. Es igualmente inadmisible que al preguntársele sobre si pediría un careo con el procesado Vladimiro Montesinos para rebatir su versión, conteste con otra grosería: “Para qué le voy a dar chance a esa buena mierda, dejemos que la justicia haga su chamba”.
Es una falta de respeto que cualquier persona emplee interjecciones vulgares cuando se dirige a un medio de comunicación y esto se agrava cuando se trata de un funcionario público, en este caso, de un ministro de Defensa, máxima autoridad del ministerio y titular del sector, quien ejerce la supervisión y control de las Fuerzas Armadas y, por lo tanto, le debe absoluto respeto a toda la ciudadanía y, en particular, a los 130,000 efectivos en situación de actividad y a todos los que nos encontramos en la situación de retiro.
Hay que recordarle al general Chiabra que la honestidad es la forma transparente de actuar, de hablar, de realizar las críticas y es la autoridad moral para exigir respeto, por lo tanto, la ética debe estar presente en todas sus actuaciones. El comportamiento del personal uniformado está acompañado por los valores y virtudes militares tales como el honor, la prudencia y la lealtad, bases de la teoría de la ética militar, que son la esencia del accionar militar. Debe recordar el general Chiabra que le debe respeto a sus subalternos, que sus actuaciones deben ser guiadas con una profunda consideración hacia ellos.
Por último, general Chiabra, Ud. no ha hecho nada positivo por las FFAA durante su gestión y por lo tanto no tiene ningún logro trascendente que mostrar. Además de hacer continuamente declaraciones fuera de lugar a los medios de comunicación, de estar cuestionado en un proceso judicial, de su nefasta participación en los ascensos a los altos grados de las FFAA, y sobre todo, por no haber cumplido con su función primordial, indicada en la Ley del ministerio de Defensa N° 27860, y por la cual juró como ministro de Defensa, cual es, la de “Garantizar el accionar conjunto de los Institutos de las FFAA en el mantenimiento de la independencia, soberanía e integridad territorial de la República, asegurando su debida preparación y capacitación”, debería Ud. renunciar de inmediato a su cargo y, si no tiene vocación para hacerlo, por lo menos, compórtese con altura y respeto y encuadrado en las normas, usos y costumbres de la ética militar.
Publicado en el diario CORREO, fecha 24 de diciembre de 2004