Nuevamente el presidente chileno, Ricardo Lagos, con sus declaraciones sobre la demanda de Bolivia para un acceso soberano al océano Pacífico, está tratando de crear incertidumbre entre Bolivia y el Perú. Hace unos días, en respuesta a un comentario del ex canciller de Bolivia Carlos Saavedra Bruno, quien se refirió a los acercamientos producidos entre su país y el gobierno chileno para buscar una solución definitiva a la controversia marítima, el presidente Lagos manifestó que “lo que Chile puede decir es una cosa, pero en definitiva hay un tercer país (refiriéndose al Perú) que es el que debe pronunciarse”. Luego añadió: “mientras ese tercer país (Perú) que debe pronunciarse no lo haga...qué sentido tiene conversar (con Bolivia)”. Recordemos también que en el mes de mayo del 2004, el presidente chileno manifestó que “el Perú se opuso” a que Bolivia saliera al Pacífico.
La postura chilena sobre este tema de la salida al mar de Bolivia ha sido siempre enfocada en el sentido que el Perú es el problema para llegar a una solución. Así, hemos escuchado frases como “Chile tiene el candado y Perú la llave”; o también que el Perú debería tener una actitud “más constructiva y moderna” que la que tuvo en el año 1976.
La postura chilena sobre este tema de la salida al mar de Bolivia ha sido siempre enfocada en el sentido que el Perú es el problema para llegar a una solución. Así, hemos escuchado frases como “Chile tiene el candado y Perú la llave”; o también que el Perú debería tener una actitud “más constructiva y moderna” que la que tuvo en el año 1976.
Estas consideraciones, así como las actuales declaraciones del presidente Lagos, no son correctas, en primer término, porque el Artículo 1 del Protocolo Complementario del Tratado de Lima (1929) establece claramente que cualquier cesión que efectúe Chile de territorio que fue peruano (léase, Arica) debe ser previamente consultada y contar con la aceptación del Perú. En este caso, es determinante que exista un acuerdo previo bilateral entre Bolivia y Chile en el que se considere una salida por el territorio de Arica, para que el Perú sea recién consultado, por lo tanto nuestro país no debe pronunciarse antes, como pretende el presidente Lagos. En segundo término, en el año 1976, cuando Chile había rechazado los dos pedidos de Bolivia sobre la concesión de territorio chileno soberano, a través de un corredor al norte de Arica o de enclaves a lo largo de su litoral, y ante la eventualidad que Bolivia pudiese romper nuestra mediterraneidad por un corredor colindante atravesando Arica, el Perú planteó la soberanía compartida tripartita sobre un área territorial anterior al litoral. En este caso, Chile desechó la propuesta y Bolivia rompió relaciones diplomáticas con Santiago en el año 1978.
En este contexto, el presidente Lagos debería entender que si su gobierno pretendiese una solución, no por las regiones de Atacama o Antofagasta que pertenecieron a Bolivia, sino por la de Arica, al Perú le corresponderá dar su veredicto final, pero es realmente a Chile a quien le corresponde, a través de un acuerdo bilateral previo, determinar su posición sobre la mediterraneidad de Bolivia.
Publicado en el diario CORREO, fecha 2 de marzo de 2005