El día 11, la Agencia Periodística del Mercosur publicó una entrevista al candidato presidencial Ollanta Humala en la que trató el tema de nuestra soberanía marítima. Cuando se le preguntó si promovería la salida boliviana al mar, contestó textualmente: “De llegar al gobierno yo voy a apoyar a Bolivia, tienen todo el litoral marítimo para que tengan su Marina de Guerra, sus almirantes. Los quiero ver en el Callao, en Paita, en Ilo, en Mollendo, porque para mí son hermanos, no puedo ni imaginar un conflicto con Bolivia”.
Aun cuando el candidato Humala pueda considerar que la salida al mar de Bolivia es una aspiración justa y necesaria, ha cometido un grave error contra nuestros intereses nacionales, al ofrecer, de llegar al gobierno, nuestro litoral marítimo para que los bolivianos tengan su Marina de Guerra. Suponer que para apoyar a Bolivia es necesario ceder una parte de nuestra soberanía, es técnicamente imposible, jurídicamente incorrecto y políticamente contraproducente. Habría que recordarle al candidato que, en el caso de asumir la presidencia, el gobierno representa la soberanía, pero no es su titular. Consecuentemente, aunque el gobierno quisiera, no podría ceder soberanía de nuestro litoral a ningún país por no tener ese derecho.
Aunque tres días después, haya manifestado que sus declaraciones estuvieron motivadas por su "sueño de ver una América Latina unida", debería comprender que ese tipo de ofrecimientos sin fundamento e imposibles de materializar, pueden crear grandes expectativas y aumentar la frustración del pueblo boliviano.
Es muy importante resaltar que la salida al mar de Bolivia no depende del Perú. La única posibilidad que existe para que Bolivia obtenga una salida al mar sería que negocie bilateralmente con Chile un corredor por Arica y, según el tratado de 1929, por tratarse de territorio que fue peruano, debe ser aprobado por el Perú. No existe otra alternativa y los mismos bolivianos así lo reconocen.
Recordemos que en 1927, EEUU, por intermedio del Secretario de Estado Frank Kellog, propuso ceder Tacna y Arica a Bolivia, lo cual fue rechazado por el Perú debido a la recuperación de Tacna. En 1950, Chile estuvo dispuesto a ceder a Bolivia, por Arica, una franja de terreno de diez kilómetros de ancho hasta el Pacífico donde pudiera construir su puerto, pero a cambio, aprovecharía las aguas del Lago Titicaca para generar energía hidroeléctrica para Tarapacá y Antofagasta. En 1975, Chile negoció con Bolivia la entrega de un corredor similar, a cambio de “Un canje simultaneo de territorios”, pero Perú planteó el establecimiento de una área territorial en Arica bajo soberanía compartida de los tres Estados, lo cual Chile no aceptó anulando las negociaciones.
El Perú no debe ceder ni un milímetro de territorio ni litoral, ya que como consecuencia de la nefasta guerra del Pacífico de 1879, perdimos Arica y Tarapacá (lo que hoy constituye la Primera Región chilena de Tarapacá) que representa un territorio de 60,000 kilómetros cuadrados (equivalente a la extensión territorial total de los departamentos de Tumbes, Ica, Moquegua y Tacna), y más de 300 kilómetros de costa (aproximadamente la costa entre Lima e Ica). Con ello, fuimos despojados de inmensos recursos naturales, especialmente mineros (salitre y cobre) y pesqueros (anchoveta y jurel).
Por lo expuesto, la salida al mar de Bolivia debe ser tratada de manera muy pragmática y condicionarse a la solución de nuestra delimitación con Chile, ya que su unilateral demarcación nos impide, desde hace más de 50 años, el uso de 60,460 kilómetros cuadrados de nuestro mar, extensión similar al territorio terrestre perdido en dicha guerra.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 20 de enero de 2006