El día 23 el presidente electo Alan García viajó a Chile y, aparte de lo positivo que significa para el Perú el acercamiento a este país y la construcción de una adecuada relación bilateral basada en una agenda de complementación económica, en forma equivocada, y ante la complacencia del oficialismo y diplomacia chilena, le restó prioridad al diferendo marítimo, lo cual claramente afecta a nuestros intereses y sentimientos nacionales.
Esta incomprensible postura, que ni los mismos chilenos se imaginaron, la han interpretado como un “virtual congelamiento”, no solo de la demanda a La Haya, sino del tema limítrofe en su conjunto y, según ellos, les crea un escenario ideal para avanzar en la salida al mar boliviana.
El cambio radical de posición del presidente electo es incongruente ya que un día antes de las elecciones del 9 de abril declaró a un diario chileno que “el tema de la línea demarcatoria que Chile no reconoce tendrá que ir a un tribunal internacional ya que para nosotros tiene una lógica dentro de nuestra concepción de las 200 millas y los ángulos en beneficio del país”.
Es inconcebible restar importancia a una controversia de 35,000 Km2 de territorio marítimo que nos pertenece y que Chile, sin la existencia de un tratado específico de límites, está usufructuando indebidamente. Además, el gobierno chileno ha reiterado permanentemente que es un tema “zanjado”, e inclusive, la ministra de defensa chilena Vivianne Blanlot lo calificó recientemente como “absurdo”.
En cuanto a las conversaciones de Chile y Bolivia sobre la salida al mar, un día antes de su viaje manifestó también a un diario chileno: “de ninguna manera nos opondremos a ninguna solución bilateral que ellos logren”. Esta declaración es muy preocupante y peligrosa pues no ha considerado el aspecto geopolítico-estratégico, ya que la salida al mar de Bolivia y el diferendo marítimo con Chile son inseparables. De concretarse dicha salida al mar, esta se proyectaría indefectiblemente hacia nuestro territorio marítimo en controversia, y, según dicha declaración, estaríamos aceptando su entrega en contra de nuestra historia e intereses nacionales.
En este contexto, al no existir ninguna posibilidad de solución diplomática del diferendo marítimo con Chile, el nuevo gobierno, sin necesidad de deteriorar las relaciones bilaterales, debería agilizar la presentación de la demanda a la Corte Internacional de Justicia, ya que tal como exige el Derecho y las relaciones internacionales, las razones de equidad y justicia, hacen que el Perú, por esta única vía, tenga grandes posibilidades de recuperar su mar.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 29 de junio de 2006
Esta incomprensible postura, que ni los mismos chilenos se imaginaron, la han interpretado como un “virtual congelamiento”, no solo de la demanda a La Haya, sino del tema limítrofe en su conjunto y, según ellos, les crea un escenario ideal para avanzar en la salida al mar boliviana.
El cambio radical de posición del presidente electo es incongruente ya que un día antes de las elecciones del 9 de abril declaró a un diario chileno que “el tema de la línea demarcatoria que Chile no reconoce tendrá que ir a un tribunal internacional ya que para nosotros tiene una lógica dentro de nuestra concepción de las 200 millas y los ángulos en beneficio del país”.
Es inconcebible restar importancia a una controversia de 35,000 Km2 de territorio marítimo que nos pertenece y que Chile, sin la existencia de un tratado específico de límites, está usufructuando indebidamente. Además, el gobierno chileno ha reiterado permanentemente que es un tema “zanjado”, e inclusive, la ministra de defensa chilena Vivianne Blanlot lo calificó recientemente como “absurdo”.
En cuanto a las conversaciones de Chile y Bolivia sobre la salida al mar, un día antes de su viaje manifestó también a un diario chileno: “de ninguna manera nos opondremos a ninguna solución bilateral que ellos logren”. Esta declaración es muy preocupante y peligrosa pues no ha considerado el aspecto geopolítico-estratégico, ya que la salida al mar de Bolivia y el diferendo marítimo con Chile son inseparables. De concretarse dicha salida al mar, esta se proyectaría indefectiblemente hacia nuestro territorio marítimo en controversia, y, según dicha declaración, estaríamos aceptando su entrega en contra de nuestra historia e intereses nacionales.
En este contexto, al no existir ninguna posibilidad de solución diplomática del diferendo marítimo con Chile, el nuevo gobierno, sin necesidad de deteriorar las relaciones bilaterales, debería agilizar la presentación de la demanda a la Corte Internacional de Justicia, ya que tal como exige el Derecho y las relaciones internacionales, las razones de equidad y justicia, hacen que el Perú, por esta única vía, tenga grandes posibilidades de recuperar su mar.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 29 de junio de 2006