El 24 de agosto el ministro de la Producción, Rafael Rey, dispuso la formación de una comisión especial multisectorial -cuya instalación se ha postergado- con el fin de evaluar la situación del sector y presentar soluciones para impedir la explotación inadecuada de nuestros recursos hidrobiológicos, en especial de la anchoveta.
Debido a que el 90% de los desembarques se destinan para la producción de harina y aceite de pescado para su exportación, y solo el 10% restante al consumo humano directo -conservas, congelados o curados-, el anterior ministro de la Producción, David Lemor, reconoció que “la pesquería peruana es vista como monoproductiva y de bajo valor agregado”. La respuesta podría estar en que la producción de harina de pescado tiene un proceso de transformación relativamente sencillo y muy lucrativo (por cuatro toneladas de pescado se produce una de harina a un precio de venta de US$ 1,400), por lo que no se deriva el esfuerzo hacia otros productos de mayor valor agregado, como pesca para consumo humano directo o la acuicultura, que podrían generar más trabajo y divisas para el país.
Las capturas anuales de anchoveta, nuestro principal recurso, son del orden de 8 y 9 millones de toneladas y, a pesar de que existen diferentes regulaciones como cuotas de captura, vedas, tallas mínimas etc., diversos factores ponen en riesgo su sostenibilidad futura.
Uno de los mayores problemas es el sobredimensionamiento de la flota pesquera industrial. En los últimos 5 años se ha incrementado en casi 20% existiendo actualmente alrededor de 1,300 embarcaciones (700 de acero y 600 de madera) con una capacidad de bodega de 220 mil m3, con la que, teóricamente, se podría hasta duplicar los límites permisibles de captura. Otra dificultad son las embarcaciones que pescan anchoveta dentro de las 5 millas, que es una zona de criadero prohibida y donde su captura afecta el desarrollo de especies como jurel, caballa, bonito y otras que la usan de alimento. También se presentan casos de pesca de anchoveta juvenil (menos de 12 centímetros), lo cual impacta en su crecimiento y reclutamiento, así como de embarcaciones ilegales que, además de depredar los recursos, evaden impuestos. Además, el sector presenta limitaciones de naturaleza tecnológica y administrativa en aspectos de innovación, investigación y desarrollo, modernización y control, falta de capacitación de los pescadores, de métodos de pesca selectivos y de difusión sobre pesca responsable, entre otros.
Toda esta situación, está ocasionando temporadas de pesca cada vez más reducidas, disminución de biomasa explotable y un sombrío panorama de sostenibilidad de nuestros recursos pesqueros en el largo plazo.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 9 de setiembre de 2006
Debido a que el 90% de los desembarques se destinan para la producción de harina y aceite de pescado para su exportación, y solo el 10% restante al consumo humano directo -conservas, congelados o curados-, el anterior ministro de la Producción, David Lemor, reconoció que “la pesquería peruana es vista como monoproductiva y de bajo valor agregado”. La respuesta podría estar en que la producción de harina de pescado tiene un proceso de transformación relativamente sencillo y muy lucrativo (por cuatro toneladas de pescado se produce una de harina a un precio de venta de US$ 1,400), por lo que no se deriva el esfuerzo hacia otros productos de mayor valor agregado, como pesca para consumo humano directo o la acuicultura, que podrían generar más trabajo y divisas para el país.
Las capturas anuales de anchoveta, nuestro principal recurso, son del orden de 8 y 9 millones de toneladas y, a pesar de que existen diferentes regulaciones como cuotas de captura, vedas, tallas mínimas etc., diversos factores ponen en riesgo su sostenibilidad futura.
Uno de los mayores problemas es el sobredimensionamiento de la flota pesquera industrial. En los últimos 5 años se ha incrementado en casi 20% existiendo actualmente alrededor de 1,300 embarcaciones (700 de acero y 600 de madera) con una capacidad de bodega de 220 mil m3, con la que, teóricamente, se podría hasta duplicar los límites permisibles de captura. Otra dificultad son las embarcaciones que pescan anchoveta dentro de las 5 millas, que es una zona de criadero prohibida y donde su captura afecta el desarrollo de especies como jurel, caballa, bonito y otras que la usan de alimento. También se presentan casos de pesca de anchoveta juvenil (menos de 12 centímetros), lo cual impacta en su crecimiento y reclutamiento, así como de embarcaciones ilegales que, además de depredar los recursos, evaden impuestos. Además, el sector presenta limitaciones de naturaleza tecnológica y administrativa en aspectos de innovación, investigación y desarrollo, modernización y control, falta de capacitación de los pescadores, de métodos de pesca selectivos y de difusión sobre pesca responsable, entre otros.
Toda esta situación, está ocasionando temporadas de pesca cada vez más reducidas, disminución de biomasa explotable y un sombrío panorama de sostenibilidad de nuestros recursos pesqueros en el largo plazo.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 9 de setiembre de 2006