El 16 de diciembre, alrededor de las 10 de la mañana, se produjo una emboscada terrorista en Machente, La Mar, Ayacucho, en la que murieron acribillados cinco policías, dos trabajadores de la Empresa Nacional de la Coca (Enaco) y un joven civil que, por razones aún no aclaradas, los acompañaba en el operativo. Según la ministra del Interior, se contabilizaron 148 impactos de bala, las ocho víctimas recibieron un tiro de gracia y los terroristas se apoderaron de sus armas.
Recordemos que en diciembre 2005 ocurrieron dos emboscadas muy similares, el día 5 asesinaron a cinco policías a la altura del puente Catute, Ayacucho y el día 20 a ocho policías en la localidad de Angashyacu, Huanuco.
Del análisis de estos tres atentados, se puede determinar que se tenía conocimiento anticipado sobre la presencia e incursiones de grupos terroristas en dichas zonas y, a pesar de ello, hubo falta de previsión y seguridad de los efectivos policiales, habiéndose tenido que lamentar el asesinato de un total de dieciocho policías y tres civiles en solo un año.
En la emboscada ocurrida en el puente Catute, la Dirección contra el Terrorismo (Dircote) tenía conocimiento de una permanente presencia de columnas de Sendero Luminoso que se mimetizaban con los campesinos en sus labores agrícolas en la selva de Ayacucho y en las comunidades de los valles del ENE, Satipo y el río Apurimac (VRAE). En el atentado de Angashyacu, el servicio de inteligencia policial conocía, un mes antes, que el grupo terrorista había sostenido una reunión para acordar “acciones violentas” en la zona y, en la reciente emboscada, ya se había comprobado, desde octubre, un movimiento inusual de grupos terroristas en el VRAE.
Lo cierto es que en los tres casos no hubo previsión ni capacidad de reacción, lo cual denota fallas de dirección, planeamiento, desplazamiento e inteligencia estratégica y de combate.
En este contexto, los ministerios de Defensa e Interior han presentado un Plan de Paz y Desarrollo VRAE 2007-2011, en el que uno de sus principales objetivos es la integración entre la PNP y las FF AA en la zona, sin embargo, lo que realmente se requiere es la implementación de una Estrategia Integral Antisubversiva -la cual no existe- que priorice la presencia del Estado y el incremento de acciones de desarrollo en dichas zonas, especialmente en las rurales; el mejoramiento del equipamiento de las bases contrasubversivas que permitan efectuar operaciones sostenidas de patrullaje; la adecuación de una eficaz inteligencia estratégica y de combate; la integración de contramedidas que contrarresten la infiltración ideológica subversiva en los diferentes campos y sectores de la población y el apoyo técnico y material a las rondas campesinas.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 23 de diciembre 2006
Recordemos que en diciembre 2005 ocurrieron dos emboscadas muy similares, el día 5 asesinaron a cinco policías a la altura del puente Catute, Ayacucho y el día 20 a ocho policías en la localidad de Angashyacu, Huanuco.
Del análisis de estos tres atentados, se puede determinar que se tenía conocimiento anticipado sobre la presencia e incursiones de grupos terroristas en dichas zonas y, a pesar de ello, hubo falta de previsión y seguridad de los efectivos policiales, habiéndose tenido que lamentar el asesinato de un total de dieciocho policías y tres civiles en solo un año.
En la emboscada ocurrida en el puente Catute, la Dirección contra el Terrorismo (Dircote) tenía conocimiento de una permanente presencia de columnas de Sendero Luminoso que se mimetizaban con los campesinos en sus labores agrícolas en la selva de Ayacucho y en las comunidades de los valles del ENE, Satipo y el río Apurimac (VRAE). En el atentado de Angashyacu, el servicio de inteligencia policial conocía, un mes antes, que el grupo terrorista había sostenido una reunión para acordar “acciones violentas” en la zona y, en la reciente emboscada, ya se había comprobado, desde octubre, un movimiento inusual de grupos terroristas en el VRAE.
Lo cierto es que en los tres casos no hubo previsión ni capacidad de reacción, lo cual denota fallas de dirección, planeamiento, desplazamiento e inteligencia estratégica y de combate.
En este contexto, los ministerios de Defensa e Interior han presentado un Plan de Paz y Desarrollo VRAE 2007-2011, en el que uno de sus principales objetivos es la integración entre la PNP y las FF AA en la zona, sin embargo, lo que realmente se requiere es la implementación de una Estrategia Integral Antisubversiva -la cual no existe- que priorice la presencia del Estado y el incremento de acciones de desarrollo en dichas zonas, especialmente en las rurales; el mejoramiento del equipamiento de las bases contrasubversivas que permitan efectuar operaciones sostenidas de patrullaje; la adecuación de una eficaz inteligencia estratégica y de combate; la integración de contramedidas que contrarresten la infiltración ideológica subversiva en los diferentes campos y sectores de la población y el apoyo técnico y material a las rondas campesinas.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 23 de diciembre 2006