El ex presidente chileno Lagos dejo listo un proyecto de ley para la creación de la XV Región de Arica y Parinacota estableciendo que el límite norte comenzaba “desde el mar chileno”, sin embargo, el 5 de diciembre, la presidenta Bachelet modificó el límite “desde el paralelo del Hito N° 1 en el mar chileno”.
El Tratado de 1929 establece que la frontera entre Perú y Chile parte de un punto de la costa denominado “Concordia”. Para representarlo, se colocó el Hito N° 1 (Hito orilla del mar), a una distancia prudencial para evitar su destrucción por el oleaje, pero, éste no fija el límite terrestre como lo ha pretendido el gobierno chileno.
La pregunta sería: ¿Por qué la presidenta añadió el límite a partir de dicho hito sin considerar el Tratado de 1929? El recuento de fallas y actitudes extrañas en este caso se esconden bajo un gran manto de dudas. Dicho proyecto fue apresuradamente aprobado –casi sin discusión– en ambas cámaras aduciéndose que la modificación era una precisión formal de redacción. Debido al reclamo del Perú y al obvio error chileno, el canciller Foxley realizó un lobby con el Tribunal Constitucional (TC) para que anule la ley. Este organismo configuró, en tiempo record, una violación constitucional disponiendo su anulación, pero no debido al límite desde el hito, sino por el cambio de idea fundamental en el proyecto modificado con respecto al original. Si este último hubiera incluido el hito como límite, el TC no hubiera anulado la ley.
La respuesta a la pregunta podría tener dos interpretaciones: primero, el intento de usurparnos 35,000 m2 de territorio terrestre, además de una importante área marítima formada por el aumento de la costa chilena proyectada a las 200 millas, y segundo, que en este “período de gran acercamiento”, no encontraron mejor forma de reiterarnos, en un comunicado muy específico, su intransigente y arrogante posición sobre la delimitación marítima: “los límites entre Chile y Perú están establecidos mediante tratados internacionales de larga data, materializados en el terreno, observados en la práctica bilateral y reconocidos por la comunidad internacional”. Unos días después, al manifestar nuestro canciller que “la frontera marítima con Chile todavía no está definida”, de forma inmediata, la cancillería chilena ratifico el comunicado.
Aunque ambos mandatarios aseguren que este conflicto está cerrado, continúa pendiente y sin visos de solución la delimitación marítima, primero, por que a Chile solo le interesa tratar temas de índole comercial con el Perú y, segundo, por la decisión política de nuestro gobierno de desarrollar con Chile una “rica y variada agenda bilateral” excluyendo el tratamiento de esta controversia que afecta nuestra soberanía, dignidad e intereses nacionales.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 3 de febrero de 2007
El Tratado de 1929 establece que la frontera entre Perú y Chile parte de un punto de la costa denominado “Concordia”. Para representarlo, se colocó el Hito N° 1 (Hito orilla del mar), a una distancia prudencial para evitar su destrucción por el oleaje, pero, éste no fija el límite terrestre como lo ha pretendido el gobierno chileno.
La pregunta sería: ¿Por qué la presidenta añadió el límite a partir de dicho hito sin considerar el Tratado de 1929? El recuento de fallas y actitudes extrañas en este caso se esconden bajo un gran manto de dudas. Dicho proyecto fue apresuradamente aprobado –casi sin discusión– en ambas cámaras aduciéndose que la modificación era una precisión formal de redacción. Debido al reclamo del Perú y al obvio error chileno, el canciller Foxley realizó un lobby con el Tribunal Constitucional (TC) para que anule la ley. Este organismo configuró, en tiempo record, una violación constitucional disponiendo su anulación, pero no debido al límite desde el hito, sino por el cambio de idea fundamental en el proyecto modificado con respecto al original. Si este último hubiera incluido el hito como límite, el TC no hubiera anulado la ley.
La respuesta a la pregunta podría tener dos interpretaciones: primero, el intento de usurparnos 35,000 m2 de territorio terrestre, además de una importante área marítima formada por el aumento de la costa chilena proyectada a las 200 millas, y segundo, que en este “período de gran acercamiento”, no encontraron mejor forma de reiterarnos, en un comunicado muy específico, su intransigente y arrogante posición sobre la delimitación marítima: “los límites entre Chile y Perú están establecidos mediante tratados internacionales de larga data, materializados en el terreno, observados en la práctica bilateral y reconocidos por la comunidad internacional”. Unos días después, al manifestar nuestro canciller que “la frontera marítima con Chile todavía no está definida”, de forma inmediata, la cancillería chilena ratifico el comunicado.
Aunque ambos mandatarios aseguren que este conflicto está cerrado, continúa pendiente y sin visos de solución la delimitación marítima, primero, por que a Chile solo le interesa tratar temas de índole comercial con el Perú y, segundo, por la decisión política de nuestro gobierno de desarrollar con Chile una “rica y variada agenda bilateral” excluyendo el tratamiento de esta controversia que afecta nuestra soberanía, dignidad e intereses nacionales.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 3 de febrero de 2007