Columna en blanco & en negro, comentario sobre editorial de Diario Gestión de fecha 25 de febrero de 2009
Escribe: Alfredo Palacios Dongo
Las interceptaciones telefónicas del FBI se basan en la ley PATRIOT del 26 de setiembre 2001, promulgada por los ataques terroristas del día 11. Este elemento legal le permite, sin requerir de orden judicial, intervenir los medios telefónicos y digitales a través de un sistema que conecta sus agencias a una red de comunicaciones privadas.
Este organismo tiene un inmenso poder y maneja millonarios presupuestos y fondos secretos para investigaciones y colaboraciones encubiertas, que en este caso, han ocasionado malas gestiones administrativas y vulnerabilidades para un mal uso del dinero.
En nuestra realidad comparativa, la década pasada tuvimos un Sistema de Inteligencia bajo el control delincuencial de Vladimiro Montesinos en el que prevalecía la inmoralidad, el abuso, la corrupción y “chuponeos telefónicos”, lo que ocasionó su desactivación en el 2001, creándose el Consejo Nacional de Inteligencia.
El gobierno de Toledo mantuvo una política incoherente; este Consejo tuvo ocho jefes y uno de ellos, César Almeyda, acabó preso por corrupción. En enero 2006 se aprobó la nueva ley del Sistema de Inteligencia Nacional y se estableció la estructura de la Dirección Nacional de Inteligencia.
Este Sistema, para evitar los antiguos problemas de corrupción, chuponeos y malos manejos, tiene actualmente la supervisión de la Comisión del Congreso, del Ministerio Público que autoriza sus intervenciones y de la Contraloría sobre sus fondos y gastos.
Publicado en el diario GESTIÓN, fecha 26 de febrero de 2008
Editorial Diario Gestión, fecha 25 de febrero de 2008
Telefónicas desconectan escuchas de FBI por impago
Una crisis financiera no es la que atraviesa el FBI, precisamente, pero sí adolece de algunas acciones administrativas incorrectas, debido a la gran cantidad de colaboradores secretos que figuran en su inescrutable planilla.
Cuando el 26 de julio de 1908, nació la Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés), lo hizo en una pequeña sala, en que laboraban 9 detectives, 13 investigadores para cuestiones de derechos civiles y 12 contadores para investigar casos de fraude y violaciones de las leyes de comercio.
Años más tarde, sobre todo pasada la segunda guerra mundial, la agencia americana, incremento su presupuesto a cifras millonarias, y sus colaboradores y trabajadores se multiplicaron y se regaron por todo el planeta. Deben ser de miles. La cifra exacta debe ser también un secreto de estado. Sin embargo por estos días una noticia sorprendió: las compañías telefónicas desconectaron algunas de las escuchas de la FBI porque el Gobierno no pagó las facturas a tiempo, según una auditoría del Departamento de Justicia.
El inspector general Glenn Fine, en un informe, señaló que la Oficina Federal de Investigaciones carece de los controles para evitar el hurto del dinero destinado a operaciones encubiertas. Los fondos suelen usarse para espiar comunicaciones privadas. Fine estudió 990 pagos por escuchas y concluyó que más de la mitad se demoraron. Una de las principales compañías telefónicas de Estados Unidos agregó que una oficina local de la FBI, a la cual no se identificó, le debía US$66.000 en pagos atrasados, según el informe. "Debido al atraso de los pagos, las compañías de telecomunicaciones han llegado a desconectar líneas telefónicas tendidas para transmitir los resultados de la vigilancia a la FBI, lo que ha dado como resultado la pérdida de pruebas", escribió Fine.
Su despacho difundió una versión pública de siete páginas de la auditoría que no incluye el nombre de ninguna compañía telefónica ni de ningún responsable del FBI. El informe completo de 87 páginas fue entregado al Departamento de Justicia y al Congreso. En un caso, dice el informe, hubo que detener unas escuchas requeridas por la ley de vigilancia a extranjeros. Esas investigaciones se centran en terroristas o en espías.
El FBI tampoco garantiza que los empleados con historiales económicos dudosos sean supervisados debidamente al manejar los fondos, según la auditoría. Casi la mitad de una muestra de 35 empleados con acceso diario al dinero tuvo problemas tales como demoras en el pago de préstamos o declaraciones de quiebra, dice el informe. La auditoría se llevó a cabo después que un especialista en telecomunicaciones de la FBI se declaró culpable en junio del 2006 de hurtar US$25.000 de fondos para actividades encubiertas.
Problemas de dinero. Otros informes revelan que días atrás a esta noticia, el mismo inspector general del Departamento de Justicia, Glenn Fine criticó al FBI, por su mala gestión al supervisar pagos confidenciales del organismo. La institución policial norteamericana disfruta de un fondo de capitales entregados por el estado con el que se supone debe cubrir servicios financieros de individuos o entidades jurídicas que en secreto colaboren con sus acciones.
Sin embargo, en un reporte elaborado Fine se fustiga duramente al FBI porque "la manera con que algunas divisiones de campo administran esta prerrogativa crea vulnerabilidades potenciales para el robo del dinero". Este estudio siguió a otras pesquisas del Departamento de Justicia que también han subrayado varias fallas en la organización interna de la oficina federal de investigaciones, recordaron medios noticiosos. Los peritos estatales señalaron en específico el caso reciente de un especialista en telecomunicaciones que estafó 25 mil dólares de los fondos extraordinarios del FBI.