El lunes 24 se conmemora el “Día Mundial de la Tuberculosis”, una fecha que nos obliga a reflexionar sobre esta alarmante y letal enfermedad infectocontagiosa que diariamente ocasiona la muerte de más de 5,000 personas en el mundo.
En nuestro país, la tuberculosis (TBC) es una patología endémica con elevada incidencia y prevalencia social, que ataca especialmente a la población de bajo nivel socioeconómico y cultural, donde prevalece la pobreza, desnutrición, hacinamiento, así como donde se carece de servicios básicos, salubridad, servicios de salud, medicinas y radiactivos para laboratorios. Como infección oportunista afecta con más facilidad a pacientes con patologías predisponentes como el sida y la drogadicción.
No contamos con datos precisos sobre la cantidad de casos anuales de TBC. El Dr. César Bonilla, coordinador de la Estrategia Sanitaria Nacional de Prevención y Control de la Tuberculosis (ESN-PCT), ha dado diferentes estadísticas. En febrero 2006 declaró que variaban entre 28,000 y 30,000; en diciembre 2007 dijo que eran 36,000 y recientemente explicó que son 29,000.
En marzo de 2005, la Organización panamericana de la Salud (OPS) divulgó que Perú, Haití y Bolivia son los países donde se registra el mayor número de casos de TBC de toda América Latina y el Caribe debido a las condiciones sociales y la pobreza. Igualmente en marzo de 2007, la Alianza Alto a la Tuberculosis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que, pese a los esfuerzos realizados, el Perú continúa ocupando un preocupante segundo lugar con 35,000 casos, muy por encima de Haití, Bolivia, Ecuador, México y todos los países centroamericanos.
La TBC nos agrede intensamente. Registramos un promedio anual de mil muertes. Nuestros centros penitenciarios son lugares de altísimo riesgo de contagio y de tasas de morbilidad. Asimismo, en los últimos dos años, de manera increíble, trece médicos residentes del Hospital Cayetano Heredia fueron contagiados debido a las pésimas condiciones de trabajo en las áreas de emergencia y hospitalización.
Pero lo más grave sucede cuando, por parte de los centros de salud o de los pacientes, el tratamiento regular que dura seis meses, es suspendido o abandonado. En este caso la afección empeora y se convierte en tuberculosis multidrogoresistente (TBC-MDR), que es más contagiosa y requiere el uso de antibióticos múltiples por más de dos años, con costos cien veces mayores que los del tratamiento convencional. En febrero pasado la OMS advirtió que en el Perú han aumentado estos casos por no contarse con una adecuada capacidad de diagnóstico.
A pesar que en nuestro país la TBC es considerada prioridad sanitaria y han aumentado los recursos para combatirla, los resultados no son nada alentadores. Para reducir su prevalencia y las tasas de morbilidad, tal como lo proponen las estrategias de la OMS, el Ministerio de Salud debe fortalecer principalmente los sistemas de salud; mejorar la supervisión de los pacientes y los programas, los diagnósticos y la red de laboratorios; apoyar y capacitar a los pacientes y las comunidades; suministrar ininterrumpidamente medicinas de calidad; y promover la investigación.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 22 de marzo de 2008
En nuestro país, la tuberculosis (TBC) es una patología endémica con elevada incidencia y prevalencia social, que ataca especialmente a la población de bajo nivel socioeconómico y cultural, donde prevalece la pobreza, desnutrición, hacinamiento, así como donde se carece de servicios básicos, salubridad, servicios de salud, medicinas y radiactivos para laboratorios. Como infección oportunista afecta con más facilidad a pacientes con patologías predisponentes como el sida y la drogadicción.
No contamos con datos precisos sobre la cantidad de casos anuales de TBC. El Dr. César Bonilla, coordinador de la Estrategia Sanitaria Nacional de Prevención y Control de la Tuberculosis (ESN-PCT), ha dado diferentes estadísticas. En febrero 2006 declaró que variaban entre 28,000 y 30,000; en diciembre 2007 dijo que eran 36,000 y recientemente explicó que son 29,000.
En marzo de 2005, la Organización panamericana de la Salud (OPS) divulgó que Perú, Haití y Bolivia son los países donde se registra el mayor número de casos de TBC de toda América Latina y el Caribe debido a las condiciones sociales y la pobreza. Igualmente en marzo de 2007, la Alianza Alto a la Tuberculosis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que, pese a los esfuerzos realizados, el Perú continúa ocupando un preocupante segundo lugar con 35,000 casos, muy por encima de Haití, Bolivia, Ecuador, México y todos los países centroamericanos.
La TBC nos agrede intensamente. Registramos un promedio anual de mil muertes. Nuestros centros penitenciarios son lugares de altísimo riesgo de contagio y de tasas de morbilidad. Asimismo, en los últimos dos años, de manera increíble, trece médicos residentes del Hospital Cayetano Heredia fueron contagiados debido a las pésimas condiciones de trabajo en las áreas de emergencia y hospitalización.
Pero lo más grave sucede cuando, por parte de los centros de salud o de los pacientes, el tratamiento regular que dura seis meses, es suspendido o abandonado. En este caso la afección empeora y se convierte en tuberculosis multidrogoresistente (TBC-MDR), que es más contagiosa y requiere el uso de antibióticos múltiples por más de dos años, con costos cien veces mayores que los del tratamiento convencional. En febrero pasado la OMS advirtió que en el Perú han aumentado estos casos por no contarse con una adecuada capacidad de diagnóstico.
A pesar que en nuestro país la TBC es considerada prioridad sanitaria y han aumentado los recursos para combatirla, los resultados no son nada alentadores. Para reducir su prevalencia y las tasas de morbilidad, tal como lo proponen las estrategias de la OMS, el Ministerio de Salud debe fortalecer principalmente los sistemas de salud; mejorar la supervisión de los pacientes y los programas, los diagnósticos y la red de laboratorios; apoyar y capacitar a los pacientes y las comunidades; suministrar ininterrumpidamente medicinas de calidad; y promover la investigación.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 22 de marzo de 2008