El 18 de octubre pasado el diario El Mercurio de Chile publicó la confrontación de propuestas de cuatro candidatos a la alcaldía de Santiago –Jaime Ravinet, Manuel Hernández, Pablo Zalaquett y Ricardo Israel–. El debate se centró en la discusión de los principales problemas de la comuna y como resolverlos. Hubo coincidencia que entre los asuntos prioritarios por solucionar se encuentran la droga y la delincuencia, así como la compleja situación de los peruanos en esa capital.
El tema sobre nuestros compatriotas fue tratado con un título despectivo: “Los peruanos en el centro” –por su presencia en la Plaza de Armas y la Catedral–, y además, los candidatos se expresaron en términos agraviantes e intolerables. Ricardo Israel indico: “Lo que uno recoge en las calles es que se debe buscar un lugar cerrado para ellos, que no deben seguir en la Plaza de Armas”. A su vez, Jaime Ravinet dijo: “Voy a arrendar una casa con una galería cercana, para armar la Casa del Perú y allí puedan desarrollar sus actividades, y voy a despejar con las medidas que sean necesarias, el entorno de la Catedral”.
Por su parte, Pablo Zalaquett –quien el 26 de octubre ganó las elecciones convirtiéndose en alcalde electo de Santiago– manifestó que “por la mala situación en que llegan (los peruanos) se están llevando todos los beneficios sociales. La gente les está tomando rabia absoluta, en los colegios, en los consultorios de salud” –al respecto, recordemos que el 21 de setiembre pasado una peruana tuvo que dar a luz en el baño de un hospital de Santiago por habérsele negado atención–. Aunque Zalaquett es hijo de arequipeña y tiene hijos de madre peruana, por sus manifiestos sentimientos discriminatorios, son realmente preocupantes las acciones que durante su gestión pueda tomar contra nuestros compatriotas.
El Embajador del Perú en Chile, Hugo Otero, envió una carta aclaratoria a dicho diario manifestando que no compartía las afirmaciones publicadas ya que se podría llegar a equívocas generalizaciones. Sin embargo, por las declaraciones con rasgos xenofóbicos hubiera correspondido una firme nota diplomática de protesta. Del mismo modo, también mereció una protesta oficial –que tampoco se efectuó– un informe que difundió Chilevisión el 7 de noviembre de 2007, que muestra la peor cara de los peruanos en Chile y según Julio Ballón, presidente del Consejo de Consulta del Consulado General del Perú en Santiago, “su único trasfondo es evidentemente xenófobo, en franco ataque a los peruanos”.
Actualmente en Chile radican alrededor de 100,000 peruanos –entre legales e ilegales–, y aunque una norma publicada el 5 de febrero pasado (conocida como “perdonazo” o “amnistía”) permitiría que alrededor de 34,000 puedan acceder a residencia, muchos chilenos no ven el beneficio que peruanos estén ocupando trabajos que ahora ellos requieren, y además consideran que por la actual crisis económica podría aumentar el problema de la xenofobia.
En este panorama, la política migratoria chilena debe fijar un marco que permita a los inmigrantes peruanos y sus familias su establecimiento de manera digna, atendiendo sus problemas sociales y de progreso, evitándose un ambiente xenofóbico o de discriminación que agrave la vulnerabilidad de sus derechos.
El tema sobre nuestros compatriotas fue tratado con un título despectivo: “Los peruanos en el centro” –por su presencia en la Plaza de Armas y la Catedral–, y además, los candidatos se expresaron en términos agraviantes e intolerables. Ricardo Israel indico: “Lo que uno recoge en las calles es que se debe buscar un lugar cerrado para ellos, que no deben seguir en la Plaza de Armas”. A su vez, Jaime Ravinet dijo: “Voy a arrendar una casa con una galería cercana, para armar la Casa del Perú y allí puedan desarrollar sus actividades, y voy a despejar con las medidas que sean necesarias, el entorno de la Catedral”.
Por su parte, Pablo Zalaquett –quien el 26 de octubre ganó las elecciones convirtiéndose en alcalde electo de Santiago– manifestó que “por la mala situación en que llegan (los peruanos) se están llevando todos los beneficios sociales. La gente les está tomando rabia absoluta, en los colegios, en los consultorios de salud” –al respecto, recordemos que el 21 de setiembre pasado una peruana tuvo que dar a luz en el baño de un hospital de Santiago por habérsele negado atención–. Aunque Zalaquett es hijo de arequipeña y tiene hijos de madre peruana, por sus manifiestos sentimientos discriminatorios, son realmente preocupantes las acciones que durante su gestión pueda tomar contra nuestros compatriotas.
El Embajador del Perú en Chile, Hugo Otero, envió una carta aclaratoria a dicho diario manifestando que no compartía las afirmaciones publicadas ya que se podría llegar a equívocas generalizaciones. Sin embargo, por las declaraciones con rasgos xenofóbicos hubiera correspondido una firme nota diplomática de protesta. Del mismo modo, también mereció una protesta oficial –que tampoco se efectuó– un informe que difundió Chilevisión el 7 de noviembre de 2007, que muestra la peor cara de los peruanos en Chile y según Julio Ballón, presidente del Consejo de Consulta del Consulado General del Perú en Santiago, “su único trasfondo es evidentemente xenófobo, en franco ataque a los peruanos”.
Actualmente en Chile radican alrededor de 100,000 peruanos –entre legales e ilegales–, y aunque una norma publicada el 5 de febrero pasado (conocida como “perdonazo” o “amnistía”) permitiría que alrededor de 34,000 puedan acceder a residencia, muchos chilenos no ven el beneficio que peruanos estén ocupando trabajos que ahora ellos requieren, y además consideran que por la actual crisis económica podría aumentar el problema de la xenofobia.
En este panorama, la política migratoria chilena debe fijar un marco que permita a los inmigrantes peruanos y sus familias su establecimiento de manera digna, atendiendo sus problemas sociales y de progreso, evitándose un ambiente xenofóbico o de discriminación que agrave la vulnerabilidad de sus derechos.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 1 de noviembre de 2008