
Los mineros informales operan en las condiciones más precarias de seguridad e higiene y utilizan sustancias químicas altamente tóxicas –tales como cianuro de sodio, arsénico, mercurio, soda caústica, carbón activado, dinamita, entre otras–, cuyos desechos son arrojados a ríos, lagos y suelos ocasionando graves daños contaminantes, sin embargo, es poco lo que se hace para combatirlos y controlarlos.
Esta actividad ilegal se dirige principalmente a la extracción de oro en el sur del país, en Madre de Dios –donde su explotación produce alrededor de US$ 800 millones anuales–, así como en Arequipa, Ayacucho y Puno. Además se está extendiendo en el norte, en Cajamarca, La Libertad y Piura. Según datos del ministerio de Energía y Minas, el 70% de la minería artesanal de extracción de este metal precioso en informal.
Adicionalmente se registran considerables extracciones ilegales de cobre en Arequipa, hierro en Lambayeque, carbón en La Libertad y Ancash, y hasta uranio en Puno (en el distrito de Macusani), lo cual, según el Instituto de Investigación para la Energía y Desarrollo (Iedes), podría producir no solo contaminación química, sino también radiactiva.
La cantidad de mineros informales sigue aumentando. Según el congresista Alfredo Cenzano, integrante de la Comisión de Energía y Minas del Congreso, son más de 150 mil y extraen unas 40 toneladas de oro al año sin tener ningún tipo de control estatal.
En torno a esta ilícita actividad, es muy grave la reciente denuncia del Fondo de Las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) de que existen redes de explotación laboral y sexual contra menores de edad en los lavaderos de oro de Cuzco y Madre de Dios. Asimismo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en las conclusiones de su informe presentado el 10 del presente mes: “Una alianza global contra el trabajo forzado” señala que esta clase de tratos afectan particularmente a trabajadores indígenas de Perú y Bolivia.
En este contexto se requiere la urgente implementación de políticas públicas y planes de acción así como medidas de regulación, supervisión y control para fomentar la formalización de los mineros ilegales y para reducir y eliminar esta ilícita actividad que está ocasionando víctimas mortales, graves daños al ambiente que repercuten en la salud de las personas y en la flora y fauna, así como explotación laboral y sexual contra menores de edad lo que atenta contra sus derechos humanos.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 24 de setiembre de 2007