Una nueva emboscada terrorista ocurrió el jueves 9 en el Valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE) en una zona de influencia de Vizcatán al noroeste del poblado de Sanabamba –en las inmediaciones del cerro Ccompata–, distrito de Ayahuanco, provincia de Huanta, Ayacucho. Fueron dos ataques terroristas simultáneos contra dos patrullas del Ejército compuestas por 30 efectivos y un civil que efectuaban una operación con el fin de ganar posiciones en la zona. Los elementos terroristas hicieron explotar varias cargas de dinamita colocadas previamente en la trocha activándolas desde un lugar elevado causando la muerte de 14 valerosos soldados y dejando malheridos otros tres y un civil, llevándose además el armamento de las patrullas: 14 fusiles Galil, un lanzagranadas, un lanzacohetes RPG, una ametralladora MAG y municiones.
Esta criminal emboscada que constituye uno de los atentados terroristas más graves y sanguinarios perpetrados en los últimos años, ha tenido la particularidad de desnudar una serie de errores y carencias en el campo de las operaciones, entre otras: 1) Efectuar el patrullaje de día convirtiéndose en blancos fáciles, desplazándose en patrullas separadas sin una adecuada comunicación y sin apoyo de helicópteros; 2) Los soldados no tenían la experiencia necesaria en acciones militares o situaciones de combate, habiendo intervenido inclusive un menor de edad y un civil, de quienes se desconoce el motivo de su presencia; 3) La inteligencia operativa y los equipos para obtenerla ha sido insuficiente; 4) Las patrullas no contaban con especialistas ni equipos para desactivar explosivos; y 5) Increíblemente los efectivos no contaban con chalecos antibalas.
No tiene mayor sustento lo manifestado por el premier Yehude Simon y el ministro de Defensa Ántero Flores-Aráoz, en el sentido que se trata de “manotazos de ahogado” de los terroristas ante la presencia del Estado y que se descarta un supuesto rebrote terrorista –similar enfoque expusieron en la anterior emboscada–. Recordemos que desde el 2001 ya han fallecido en total unas 70 personas, además de numerosos heridos y discapacitados de las FF AA, PNP y civiles; y desde el 2007 se trata de la 13ª emboscada (3 en la zona de Huánuco-San Martín y 10 en el VRAE). Solo en los últimos 6 meses –del 9 de octubre 2008 al 9 de abril 2009– ocurrieron las tres peores emboscadas: el 9 de octubre 2008 en Tintay Punco, asesinando 14 militares y 2 civiles; el 26 de noviembre en la carretera Tingo María-Pucallpa, asesinando 5 policías, y esta última. Asimismo, hasta antes de esta emboscada se hablaba solo de 200 a 300 remanentes terroristas, sin embargo ahora, el jefe del CC FF AA ha declarado oficialmente que son 600, es decir, se habrían más que duplicado, además de estar mejorando su capacidad para realizar acciones armadas.
El ministro de Defensa asistió el miércoles 16 a la Comisión de Defensa del Congreso para explicar la muerte de los 14 soldados. Seguramente tiene que haber respondido, entre otras preguntas: ¿Cuánto es el presupuesto para las operaciones del VRAE y si hay suficientes recursos?; ¿Por qué no se dota adecuadamente a las tropas?; ¿Cuánto gana un soldado en el VRAE?; ¿Que indemnización recibirán sus familiares?; ¿Por qué se envió personal de servicio militar y no profesional, incluso un menor de edad y un civil?; y ¿De que manera reconoce el Estado al personal que va a arriesgar su vida en la zona?.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 18 de abril de 2009
Esta criminal emboscada que constituye uno de los atentados terroristas más graves y sanguinarios perpetrados en los últimos años, ha tenido la particularidad de desnudar una serie de errores y carencias en el campo de las operaciones, entre otras: 1) Efectuar el patrullaje de día convirtiéndose en blancos fáciles, desplazándose en patrullas separadas sin una adecuada comunicación y sin apoyo de helicópteros; 2) Los soldados no tenían la experiencia necesaria en acciones militares o situaciones de combate, habiendo intervenido inclusive un menor de edad y un civil, de quienes se desconoce el motivo de su presencia; 3) La inteligencia operativa y los equipos para obtenerla ha sido insuficiente; 4) Las patrullas no contaban con especialistas ni equipos para desactivar explosivos; y 5) Increíblemente los efectivos no contaban con chalecos antibalas.
No tiene mayor sustento lo manifestado por el premier Yehude Simon y el ministro de Defensa Ántero Flores-Aráoz, en el sentido que se trata de “manotazos de ahogado” de los terroristas ante la presencia del Estado y que se descarta un supuesto rebrote terrorista –similar enfoque expusieron en la anterior emboscada–. Recordemos que desde el 2001 ya han fallecido en total unas 70 personas, además de numerosos heridos y discapacitados de las FF AA, PNP y civiles; y desde el 2007 se trata de la 13ª emboscada (3 en la zona de Huánuco-San Martín y 10 en el VRAE). Solo en los últimos 6 meses –del 9 de octubre 2008 al 9 de abril 2009– ocurrieron las tres peores emboscadas: el 9 de octubre 2008 en Tintay Punco, asesinando 14 militares y 2 civiles; el 26 de noviembre en la carretera Tingo María-Pucallpa, asesinando 5 policías, y esta última. Asimismo, hasta antes de esta emboscada se hablaba solo de 200 a 300 remanentes terroristas, sin embargo ahora, el jefe del CC FF AA ha declarado oficialmente que son 600, es decir, se habrían más que duplicado, además de estar mejorando su capacidad para realizar acciones armadas.
El ministro de Defensa asistió el miércoles 16 a la Comisión de Defensa del Congreso para explicar la muerte de los 14 soldados. Seguramente tiene que haber respondido, entre otras preguntas: ¿Cuánto es el presupuesto para las operaciones del VRAE y si hay suficientes recursos?; ¿Por qué no se dota adecuadamente a las tropas?; ¿Cuánto gana un soldado en el VRAE?; ¿Que indemnización recibirán sus familiares?; ¿Por qué se envió personal de servicio militar y no profesional, incluso un menor de edad y un civil?; y ¿De que manera reconoce el Estado al personal que va a arriesgar su vida en la zona?.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 18 de abril de 2009