El pasado día 2 la Policía Nacional dio a conocer que agentes antidrogas destruyeron 823 plantones de amapola sembrados entre cultivos de maíz en el distrito de Ahuaycha, provincia de Tayacaja, departamento de Huancavelica. Este esporádico y desapercibido hecho nos recuerda que la última operación importante de erradicación de amapola fue en mayo de 2008 en el anexo de San miguel en Celndín, Cajamarca, destruyéndose 720 mil plantas. Desde dicha fecha ha sido mínima la intervención de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) y del Ministerio del Interior (Mininter) en acciones y operaciones para eliminar estos cultivos, a pesar de que el Perú se ubica como productor de opio a escala hemisférica después de México y Colombia.
A diferencia de la coca, la amapola es sembrada en quebradas de dificil acceso, en áreas lejanas a pueblos o caceríos, y crece bajo la espesa floresta selvática entre 1,500 y 3,000 msnm, donde su detección desde el aire es dificil. Además, el látex de opio se extrae a los seis meses de plantarla y no requiere un gran procesamiento para transformarlo en morfina y heroína, a diferencia de la coca cuyo proceso de producción de cocaína es mucho más complejo.
Aunque no se conocen estadísticas oficiales sobre dichos cultivos en el Perú, en el año 2005 la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) la estimó en 2,000 hectáreas, pero según la Dirección Antidrogas (Dinandro) alcanzaban las 2,500 hectáreas. En abril de 2006, el entonces jefe de la Segunda Dirección territorial de la PNP-Lambayeque, Hugo Mezarina, declaró que en el nororiente se había incinerado más de un millón de plantones, evidenciandose la existencia de traficantes internacionales.
Han pasado cinco años, y por la inacción los cultivos se habrían multiplicado y expandido en forma peligrosa en el norte del país, en los departamentos de Amazonas, Cajamarca, Cerro de Pasco, Huánuco, San Martín y en la sierra de Piura; y en menor proporción en Ayacucho, Apurímac, y Huancavelica. Según investigaciones del 2009 de Dirandro, por los bajos precios de los cultivos alternativos muchos campesinos optan por sembrar amapola, cuyo valor es diez veces superior al de la cocaína. Un kilo de heroína puede alcanzar hasta US$ 300,000 en las calles de New York.
Bajo este panorama, Devida y el Mininter deben enfrentar urgentemente este grave problema, actualizando los mapas de campos y las superficies reales de su cultivo, mejorando la inteligencia, e intensificando las operaciones de búsqueda, control e interdicción dirigidas hacia su total erradicación.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 8 de mayo de 2010
A diferencia de la coca, la amapola es sembrada en quebradas de dificil acceso, en áreas lejanas a pueblos o caceríos, y crece bajo la espesa floresta selvática entre 1,500 y 3,000 msnm, donde su detección desde el aire es dificil. Además, el látex de opio se extrae a los seis meses de plantarla y no requiere un gran procesamiento para transformarlo en morfina y heroína, a diferencia de la coca cuyo proceso de producción de cocaína es mucho más complejo.
Aunque no se conocen estadísticas oficiales sobre dichos cultivos en el Perú, en el año 2005 la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) la estimó en 2,000 hectáreas, pero según la Dirección Antidrogas (Dinandro) alcanzaban las 2,500 hectáreas. En abril de 2006, el entonces jefe de la Segunda Dirección territorial de la PNP-Lambayeque, Hugo Mezarina, declaró que en el nororiente se había incinerado más de un millón de plantones, evidenciandose la existencia de traficantes internacionales.
Han pasado cinco años, y por la inacción los cultivos se habrían multiplicado y expandido en forma peligrosa en el norte del país, en los departamentos de Amazonas, Cajamarca, Cerro de Pasco, Huánuco, San Martín y en la sierra de Piura; y en menor proporción en Ayacucho, Apurímac, y Huancavelica. Según investigaciones del 2009 de Dirandro, por los bajos precios de los cultivos alternativos muchos campesinos optan por sembrar amapola, cuyo valor es diez veces superior al de la cocaína. Un kilo de heroína puede alcanzar hasta US$ 300,000 en las calles de New York.
Bajo este panorama, Devida y el Mininter deben enfrentar urgentemente este grave problema, actualizando los mapas de campos y las superficies reales de su cultivo, mejorando la inteligencia, e intensificando las operaciones de búsqueda, control e interdicción dirigidas hacia su total erradicación.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 8 de mayo de 2010