Hoy día se conmemora el Día del Trabajo, fecha que nos obliga a reflexionar sobre este tema, pero en especial al gobierno sobre el crudo panorama de nuestro mercado laboral. Las acciones gubernamentales no han permitido la generación de más empleos dignos ni mejorado las condiciones laborales, donde los más afectados son los jóvenes y las mujeres. De cada 3 desempleados 2 son jóvenes, y de cada 5 que trabajan, 4 lo hacen en condiciones precarias. En el caso de las mujeres, su tasa de desempleo supera el 10%, a diferencia de los hombres que bordea el 6%.
Solo en Lima, de una población económicamente activa (PEA) de 4’786,500, el 47.3% (2’264,015) está adecuadamente empleada; el 43.1% (2’062,981) subempleada –con mínimos salarios, sin acceso a seguro social, jubilación ni derechos sindicales–; y el 9.6% (459,504) desempleada. Asimismo la precaria Remuneración Mínima Vital (RMV) de US$ 114.5 –estancada hace 2 años– está muy por debajo del promedio regional de US$ 126.2.
Sin embargo uno de los problemas más graves en el mercado laboral peruano es la informalidad, la cual ha crecido de modo vertiginoso. Es la quinta más alta del mundo y representa el 62% del PBI; 9 de cada 10 micro y pequeñas empresas son informales, y en estas trabajan unas 6 millones de personas; asimismo el 80% de nuevos empleos es informal. Tenemos ejemplos: el 80% de las construcciones son informales; más de 100,000 familias viven informalmente reciclando basura; 60,000 mototaxis circulan en Lima sin permiso; de 220,000 establecimientos que expenden bebidas y comidas en el país 160,000 son ilegales; de 5,000 unidades de transporte escolar que circulan en Lima solo 2,181 están autorizadas; de 1,074 imprentas instaladas en el Centro de Lima solo 53 tienen licencia; etc.
Otro problema laboral latente es el trabajo infantil. En esta cruel actividad se encuentran incursos en el proceso productivo del país 2’115,400 niños y adolescentes entre 6 y 17 años, lo cual debe ser erradicado y desterrado por poner en riesgo su educación escolar, su salud, bienestar y desarrollo físico, mental, moral y social.
En este contexto y considerando que unas 300,000 personas se incorporan anualmente al mercado laboral, el gobierno debe generar más empleos dignos y productivos aplicando enfoques orientados al desarrollo, reducción de la pobreza e igualdad de género, además debe incidir en una mayor formalización de micro y pequeñas empresas, e incrementar el salario mínimo con el fin de dinamizar el consumo y fortalecer la industria nacional.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 1 de mayo de 2010
Solo en Lima, de una población económicamente activa (PEA) de 4’786,500, el 47.3% (2’264,015) está adecuadamente empleada; el 43.1% (2’062,981) subempleada –con mínimos salarios, sin acceso a seguro social, jubilación ni derechos sindicales–; y el 9.6% (459,504) desempleada. Asimismo la precaria Remuneración Mínima Vital (RMV) de US$ 114.5 –estancada hace 2 años– está muy por debajo del promedio regional de US$ 126.2.
Sin embargo uno de los problemas más graves en el mercado laboral peruano es la informalidad, la cual ha crecido de modo vertiginoso. Es la quinta más alta del mundo y representa el 62% del PBI; 9 de cada 10 micro y pequeñas empresas son informales, y en estas trabajan unas 6 millones de personas; asimismo el 80% de nuevos empleos es informal. Tenemos ejemplos: el 80% de las construcciones son informales; más de 100,000 familias viven informalmente reciclando basura; 60,000 mototaxis circulan en Lima sin permiso; de 220,000 establecimientos que expenden bebidas y comidas en el país 160,000 son ilegales; de 5,000 unidades de transporte escolar que circulan en Lima solo 2,181 están autorizadas; de 1,074 imprentas instaladas en el Centro de Lima solo 53 tienen licencia; etc.
Otro problema laboral latente es el trabajo infantil. En esta cruel actividad se encuentran incursos en el proceso productivo del país 2’115,400 niños y adolescentes entre 6 y 17 años, lo cual debe ser erradicado y desterrado por poner en riesgo su educación escolar, su salud, bienestar y desarrollo físico, mental, moral y social.
En este contexto y considerando que unas 300,000 personas se incorporan anualmente al mercado laboral, el gobierno debe generar más empleos dignos y productivos aplicando enfoques orientados al desarrollo, reducción de la pobreza e igualdad de género, además debe incidir en una mayor formalización de micro y pequeñas empresas, e incrementar el salario mínimo con el fin de dinamizar el consumo y fortalecer la industria nacional.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 1 de mayo de 2010