El día 12 de junio se conmemora el “Día Mundial Contra
el Trabajo Infantil”, fecha constituida por la Organización Internacional del
Trabajo (OIT) en la cual debemos reflexionar sobre los peligros y penurias de
los niños que trabajan, así como sobre las medidas que se deben tomar para
velar por sus derechos que tienen para estudiar y para su seguridad, y como
ayudar a erradicar este complejo fenómeno que trasciende los límites de la
política y el mercado.
Previos a esta fecha han sido presentados informes y
realizado conferencias a nivel mundial. Entre ellos, el pasado 4 de mayo, la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentó su informe global
“Incrementar la Lucha contra el Trabajo Infantil”, en el que además de
recordarnos que en el mundo existen 215 millones de niños trabajadores, también
expresa su preocupación por una alarmante cantidad de 115 millones que todavía
se encuentran expuestos a trabajos peligrosos, una variable que con frecuencia
se utiliza para referirse a las peores formas de trabajo infantil, y hace un
llamado para revitalizar la acción mundial para erradicar esta práctica cuyos
esfuerzos están perdiendo vigor hacia el objetivo de eliminarlos para el año
2016.
Del mismo modo, entre los días 10 y 11 de mayo se
llevó a cabo la “Conferencia Mundial sobre Trabajo Infantil”, en la cual, se
reitera la necesidad de luchar contra esta actividad, especialmente en sus
formas más graves, tales como, el uso de niños en conflictos armados, en la
industria sexual, o en actividades ilegales como el comercio de drogas.
Recordemos además que el 19 de noviembre próximo se
conmemoran 10 años de la entrada en vigor de la Convención 182 de la OIT sobre
la prohibición de las peores formas de trabajo infantil, el cual dispone la
adopción de medidas inmediatas y eficaces para conseguir la prohibición y
eliminación de todas formas de esclavitud como venta y trata de niños,
servidumbre y trabajo forzado u obligatorio, incluido el reclutamiento forzoso
de niños para utilizarlos en conflictos armados, prostitución o pornografía,
para el tráfico de estupefacientes, o trabajos que dañen su salud, seguridad o
moralidad.
Es importante resaltar que este es uno de los
convenios de trabajo internacionales que tiene el mayor índice de ratificación,
por 172 países, incluyendo al Perú que la ratificó el 10 de enero de 2002.
En el caso del Perú, según el informe “Perú: niños,
niñas y adolescentes que trabajan, 1993-2008”, publicado el 2009 del Instituto
Nacional de Estadística e informática (INEI) existen nada menos que 2’115,000
niños trabajadores entre 5 y 17 años, esto equivale a que 28 de cada 100 niños
trabajan en el país para sobrevivir y pese a ello su ingreso promedio mensual
asciende a S/.162 (alrededor de US$ 57).
Han tenido que dejar su educación, sus juegos e
inocencia, e interrumpir su infancia para conseguir que comer. Cabe señalar que
en el Perú un tema recurrente en torno al trabajo infantil es la pobreza. En
los departamentos cuyos índices de pobreza son mayores como Huancavelica
(82.1%), Puno (62.8%) y Huánuco (61.5%) presentan altos índices de trabajo
infantil 63.7%, 59.9% y 58.5% respectivamente.
Además un gran porcentaje de ellos lo hacen en
condiciones peligrosas para su integridad, en las que prevalecen la actividad
minera informal en la extracción y procesamiento de minerales, en labores
subterraneas, excavaciones o en lavadores y canteras; cobradores de combi;
cargadores en los mercados; trabajos domésticos; pastoreo y trabajos agrícolas;
reciclaje de basura; trabajo en ladrilleras clandestinas; y en casos extremos
en prostitución, pornografía infantil o mendicidad, actividades criminales en
la que personas mayores los explotan largas horas sin recibir pago alguno.
Según el Plan Nacional de Acción por la Infancia, para
este año deberían estar eliminadas estas peores formas de trabajo infantil, sin
embargo, las cifras aumentan. En el 2008 se propuso al Congreso constituir una
Comisión Especial Multidisciplinaria para la erradicación del trabajo peligroso
pero han pasado dos años y ni siquiera se ha debatido en el Pleno.
En este contexto, existe total concordancia en que las
acciones para erradicar el trabajo infantil, además de la aplicación efectiva y
fiscalización rigurosa del cumplimiento de las leyes que protegen a los niños,
pasan por lograr que todos ellos tengan la oportunidad de recibir una adecuada
salud, educación y alimentación; que se implementen sistemas de protección
social para las familias de bajos recursos; asegurar que los adultos tengan
trabajos dignos y productivos; así como reducir la pobreza; alcanzar la
igualdad de genero; y considerar su erradicación entre las prioridades de los
progamas de desarrollo nacional.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en SUITE 101, fecha 11 de
junio de 2010