El pasado día 9 el Foro Económico Mundial (FEM) publicó en Pekín, China, el Informe de Competitividad Global 2010-2011, el cual presenta una visión de competitividad de 139 países basándose en el estudio de 111 indicadores incluidos en las siguientes 12 áreas de evaluación: instituciones, infraestructura, entorno macroeconómico, salud, educación primaria, educación superior y capacitación, eficiencia de mercado de bienes y laboral, desarrollo del mercado financiero, preparación tecnológica, tamaño del mercado, negocios e innovación.
En el Índice de Competitividad Global (ICG) del informe, el Perú ha mejorado cinco puestos con relación al año 2009, subiendo del puesto 78° al 73 fundamentalmente por 26 indicadores de fortalezas en las áreas de eficiencia del mercado de bienes y laboral, y desarrollo del mercado financiero, sin embargo, en muchos de los restantes 85 indicadores se observan serias debilidades.
Nos ubicamos en los 30 últimos puestos entre 139 países en el área de Instituciones: protección de la propiedad intelectual (puesto 123); confianza de los políticos (120); independencia judicial (119); carga de la regulación gubernamental (119); y costos de la delincuencia y violencia (119). En Educación: calidad del sistema educativo (124); calidad de educación primaria (133); y calidad de matemáticas y ciencia (133). En Innovación: calidad de instituciones de investigación científica (109); y gastos en investigación y desarrollo (113). Además, se indica que los principales factores negativos para realizar negocios en el Perú son: ineficiente burocracia gubernamental, corrupción y restrictivas regulaciones laborales.
Bajo este panorama, no hemos avanzado en generar una industria que elabore productos innovadores con mayor valor agregado, ni en la promoción de capital humano avanzado, tampoco en inversión en investigación y desarrollo y capacitación para el aprovechamiento de ventajas competitivas. El gobierno solo destina el 0.1% del PBI para innovación, ciencia y tecnología, y además, es mínima la inversión, convicción e interés de las universidades y empresas en esta importante área.
Otro factor fundamental que limita nuestra competitividad y productividad es que nos encontramos a la zaga en calidad del sistema educativo, y peor aún en matemáticas y ciencia. También en el área institucional mostramos graves deficiencias que debemos corregir para alcanzar una adecuada regulación de la política y el mercado. Solo progresando en estas tres áreas –innovación, educación e instituciones– nuestro país podrá mejorar su competitividad y alcanzar un crecimiento y desarrollo sostenible en el largo plazo.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 18 de setiembre de 2010
En el Índice de Competitividad Global (ICG) del informe, el Perú ha mejorado cinco puestos con relación al año 2009, subiendo del puesto 78° al 73 fundamentalmente por 26 indicadores de fortalezas en las áreas de eficiencia del mercado de bienes y laboral, y desarrollo del mercado financiero, sin embargo, en muchos de los restantes 85 indicadores se observan serias debilidades.
Nos ubicamos en los 30 últimos puestos entre 139 países en el área de Instituciones: protección de la propiedad intelectual (puesto 123); confianza de los políticos (120); independencia judicial (119); carga de la regulación gubernamental (119); y costos de la delincuencia y violencia (119). En Educación: calidad del sistema educativo (124); calidad de educación primaria (133); y calidad de matemáticas y ciencia (133). En Innovación: calidad de instituciones de investigación científica (109); y gastos en investigación y desarrollo (113). Además, se indica que los principales factores negativos para realizar negocios en el Perú son: ineficiente burocracia gubernamental, corrupción y restrictivas regulaciones laborales.
Bajo este panorama, no hemos avanzado en generar una industria que elabore productos innovadores con mayor valor agregado, ni en la promoción de capital humano avanzado, tampoco en inversión en investigación y desarrollo y capacitación para el aprovechamiento de ventajas competitivas. El gobierno solo destina el 0.1% del PBI para innovación, ciencia y tecnología, y además, es mínima la inversión, convicción e interés de las universidades y empresas en esta importante área.
Otro factor fundamental que limita nuestra competitividad y productividad es que nos encontramos a la zaga en calidad del sistema educativo, y peor aún en matemáticas y ciencia. También en el área institucional mostramos graves deficiencias que debemos corregir para alcanzar una adecuada regulación de la política y el mercado. Solo progresando en estas tres áreas –innovación, educación e instituciones– nuestro país podrá mejorar su competitividad y alcanzar un crecimiento y desarrollo sostenible en el largo plazo.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 18 de setiembre de 2010