Con ocasión de celebrarse el 8 de octubre el 131° aniversario del Glorioso Combate Naval de Angamos, los peruanos debemos reflexionar sobre el profundo legado que nos ha dejado el gran Almirante Miguel Grau en todos los campos de la vida humana. En la Escuela Naval existe un fragmento óseo de la pierna derecha de nuestro héroe depositada dentro de un cenotafio que se encuentra bajo la permanente custodia de los cadetes; encima de este se erige una grandiosa efigie del Gran Almirante y en el frontispicio de la cripta la leyenda “Cadetes Navales seguid su ejemplo”, la que es aplicable también a todos los peruanos.
Miguel Grau nos ha legado un conjunto de valores que debemos imitar. Fue un hombre trabajador, honesto, respetuoso y solidario que amaba al Perú. La vigencia de su trayectoria y el reflejo de su vida dan consistencia y coherencia a sus acciones. Poseedor de firmes convicciones éticas que como expresión natural resaltan el valor, destreza y humildad. En su vida política fue un demócrata a carta cabal; en el golpe de Estado de los hermanos Gutiérrez luchó en favor del orden constitucional. Asimismo, como diputado de la República tuvo una foja pública digna e impecable, resaltando su honestidad y lealtad con sus principios.
Como Comandante General de la Marina en mayo de 1877 presentó al gobierno la “Memoria de Marina”, en la que expone la mala situación operativa de nuestros buques, solicitando la adquisición de nuevos unidades y armamento para repotenciar la escuadra. Sin embargo, en sesión del Congreso del 11 de setiembre de dicho año, la cámara de diputados tomó conocimiento del documento y lo archivó. Un año y medio después, el 5 de abril de 1879, Chile nos declaró la guerra.
A través de la eterna vida de su muerte en defensa de la Patria, su noción y actitud frente al deber se basó en una ética esencial que no constituyó el cumplimiento de una obligación, sino la realización de una exigencia de su propio espíritu. Nos dejó un profundo ejemplo de heroísmo cuando a pesar que tenía que enfrentarse a una escuadra chilena de ocho acorazados, con profunda convicción de entrega para con su Patria, nos transmitiera un profundo mensaje: “Os puedo asegurar que si el Huáscar no regresa victorioso, yo tampoco he de regresar”.
Todos los peruanos deberíamos inspirarnos en el ejemplo de vida del Gran Almirante Miguel Grau, el “Peruano del Milenio”, en sus valores, su sacrificio y su amor a la Patria, pero especialmente los actores políticos que guían los destinos de nuestra Nación, deberían predicar con sus actos siguiendo los valores que nos legara nuestro máximo héroe nacional.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 8 de octubre de 2010