El pasado día 7 se presentaron los resultados de las pruebas del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA 2010) que en agosto de 2009 rindieron miles de alumnos de 15 años –de 65 países del mundo– en que fue evaluada su capacidad de aprendizaje y comprensión de lectura, de procesos matemáticos y manejo de información científica, así como de su capacidad para utilizar sus conocimientos y habilidades para enfrentar los desafíos de la vida.
En el caso del Perú, intervinieron más de 7,000 estudiantes de colegios públicos y privados, y los resultados son realmente desastrosos. De 65 países, en el ranking general, ocupamos el puesto 62. En comprensión de lectura 62, en matemáticas 60, y en ciencias 63. En los niveles de desempeño (de 6 a 1), los más altos (6, 5 y 4) solo lo alcanzaron el 3% de los alumnos, y en los más bajos (3, 2 y 1) se ubica el 97% restante, con el agravante que en el peor nivel (1a, 1b y 1-b) se concentra la mayoría con 64.8%; este desempeño define su incapacidad para efectuar tareas básicas de lectura y su comprensión. Asimismo, considerando las diferencias socioeconómicas, la brecha de rendimiento entre alumnos de escuelas urbanas es más del 20% respecto a las rurales, cuyos estudiantes tendrán menores oportunidades en el futuro para escapar de la pobreza y las privaciones.
Al respecto, el presidente del Consejo de Ministros y ministro de Educación, José Chang, así como la jefa de la Unidad de Medición Educativa del Ministerio de Educación, Liliana Miranda, han tratado de defender lo indefendible, aludiendo que estamos por el camino correcto y que hemos mejorado con respecto la última prueba PISA que participamos el 2000 –no participamos en las pruebas del 2003 y 2006– en la que fueron evaluados solo 41 países y el Perú ocupó el último puesto con el 90% de los alumnos en los peores niveles desempeño (1 y 0).
Bajo este panorama, los resultados de esta última prueba PISA 2010 están desnudando la caótica realidad de nuestro sistema educativo y el peso del contexto social, lo cual requiere de una reforma integral que implemente políticas que mejoren la calidad de la educación, que estimule la creatividad y el análisis, y otorguen, como derecho esencial, un acceso equitativo a los estudiantes de todos los niveles socioeconómicos, garantizándoles iguales oportunidades de desarrollo y aprovechamiento de sus potenciales de aprendizaje. Dichos aspectos representan el fundamento del exitoso sistema educativo de países como Shanghái-China, Finlandia, Corea del Sur y Hong Kong-China que han ocupado los primeros lugares en esta prueba por sus altos rendimientos educativos.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 11 de diciembre de 2010