La segunda temporada de pesca de anchoveta en el Perú empezó el 27 de octubre de 2010 y estaba vigente hasta el 31 de enero de este año, y a pesar de que el ministro de la Producción, Jorge Villasante, anunció la posibilidad de extenderla hasta el 10 de febrero, ha tenido que dar marcha atrás y disponer el pasado día 17 la suspensión de actividades extractivas desde el extremo norte del dominio marítimo hasta el paralelo 16° sur (Región Arequipa), sin fijar fecha de término, debido al informe del Instituto del Mar del Perú (IMARPE) que recomienda proteger la captura de abundante población juvenil en extensas áreas del litoral –se pescan ejemplares de 6 y 7 cm, debiendo tener mínimo 12 a 13 cm– y de la Dirección General de Extracción y Procesamiento Pesquero, que advirtió sobre la incidencia de ejemplares juveniles y la vulnerabilidad del recurso frente a las condiciones con que se viene operando.
El mar peruano es uno de los más productivos del mundo por el afloramiento que trae del fondo marino hacia la superficie aguas frías –buscada por la anchoveta– y nutrientes como el fitoplancton –con el que se alimenta–. El promedio de extracción anual es entre 6 y 7 millones de toneladas de los cuales el 97% se emplean para la exportación de harina de pescado –cada tonelada requiere 3 a 5 de anchoveta– y aceite, y a pesar de su valor nutricional, solo 3% para el consumo humano (unos 2 kilos por persona al año).
Sin embargo muchos aspectos afectan su población, entre ellos: 1) El cambio climático está ocasionando un paulatino aumento de la temperatura del agua de mar, generando la dispersión de esta especie, su localización más profunda y su migración; además este fenómeno climático genera acidez en nuestro mar afectando al fitoplancton, su principal alimento; 2) Casos de sobrepesca y pesca ilegal de arrastre por embarcaciones industriales en las 5 millas y de flotas extranjeras dentro de las 200 millas; 3) Falta de patrulleras y medios adecuados de monitoreo satelital y logística para vigilancia y control; 4) Uso de pesca artesanal de anchoveta para harina en lugar de consumo; 5) Afectación del mar por desechos de residuos de pescados u otras materias; 6) Insuficientes recursos para investigación, desarrollo, y ejecución de estrategias; 7) Permisos irregulares de pesca de jueces del Poder Judicial, considerados como actos de corrupción.
Bajo este panorama la biomasa de la anchoveta se encuentra sobreexplotada. Su pesca debe ser racional y responsable, estrictamente regulada y controlada para no afectar su reproducción y preservar su productividad y sostenibilidad, y evitarse así a futuro la extinción de este importante recurso pelágico para el país.
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 22 de enero de 2011