El próximo 10 de abril se realizará un proceso electoral en el Perú para elegir un nuevo presidente. Se trata de una elección crucial ya que el próximo gobierno deberá mantener el actual crecimiento económico pero cambiando su vulnerable sustento por una menor dependencia de exportación de nuestras materias primas y recursos naturales y por el incremento de la industria y producción de servicios con alta productividad y competitividad. Asimismo, deberá mejorar el aspecto social, las desigualdades, la exclusión, y, enfrentar el terrorismo, el narcotráfico y la corrupción.
Sin embargo, el nuevo gobierno deberá también considerar, en la implementación de sus políticas, los importantes niveles de interrelación que existen entre la economía y una adecuada política de seguridad y defensa nacional, ya que la seguridad representa un componente indispensable para el desarrollo, y la defensa se yergue como un elemento indisoluble del progreso, y además, porque existen mandatos constitucionales que obligan al Estado a garantizar la seguridad de nuestra Patria.
Los principales candidatos a la presidencia han presentado en sus planes de gobierno 2011-2016 propuestas y compromisos para modernizar y repotenciar las FF AA; para recuperar su capacidad operativa; para que sean más eficientes y competitivas y estén en condiciones de asegurar los intereses nacionales, etc., sin embargo, los conceptos son de carácter general y no detallan como los llevarán a cabo. Además prometen la restructuración e incrementos de remuneraciones, así como mantener la cédula viva y resolver el sistema previsional, pero tampoco explican sobre su accionamiento.
Pero lo que llama poderosamente la atención, es el brusco cambio del candidato Alejandro Toledo en sus actuales propuestas de “implementar unas FF AA con capacidad disuasiva y operacional que asegure el funcionamiento pleno del sistema de seguridad nacional” y que además “estén preparadas para cumplir con su finalidad primordial según el mandato constitucional”, las cuales son diametralmente opuestas a las acciones que tomó durante su gobierno 2001-2006, ya que sin planeamiento estratégico, ni criterio o fundamento técnico u operacional, redujo en 20% el presupuesto de Defensa; decidió una nefasta política unilateral de desarme; y desatendió totalmente los requerimientos de las instituciones militares, siendo responsable por la pésima situación actual de operatividad, alistamiento y entrenamiento de nuestras FF AA –conjuntamente con el actual gobierno que siguió la misma política–; y además, sin siquiera sonrojarse, ofrece ahora incrementar las remuneraciones del personal que injustamente congeló durante su gobierno. ¿Cómo creerle a este candidato?
Publicado en el diario EXPRESO, fecha 26 de marzo de 2011