El día de mañana, domingo 10, se realizará en nuestro país un proceso electoral en el cual elegiremos al próximo presidente que dirigirá el destino de nuestra Patria en el período 2011-2016. Los candidatos a la presidencia han coincidido en sus planes de gobierno, propuestas y debates, que las principales prioridades se dirigen hacia la necesidad de reducir la pobreza, enfrentar al terrorismo y narcotráfico, evitar la corrupción y mejorar la educación, sin embargo, poco o casi nada se ha tratado sobre el fortalecimiento de la institucionalidad, importante tema por tratarse de uno de los grandes desafíos condicionantes para alcanzar un crecimiento y desarrollo sostenido y para lograr la solución de las prioridades planteadas.
El último informe de Competitividad Global 2010-2011 señala que el Perú presenta un gran retraso institucional. Advierte que existe “burocracia excesiva, sobrerregulación, corrupción y deshonestidad en los contratos públicos, así como falta de transparencia, honradez y dependencia política del sistema judicial”, lo cual afecta el proceso de desarrollo político y económico. En general, los indicadores macroeconómicos presentan buenas señales, pero éstas son malas en institucionalidad política y democrática, especialmente en incumplimiento de la ley, inefectividad del Estado, desconfianza en el Poder Judicial y en las instituciones democráticas. Durante su última visita al Perú, en octubre pasado, el influyente politólogo norteamericano, Francis Fukuyama, manifestó que “no se puede tener una economía del Primer Mundo con un Estado del Tercer Mundo”, e insistió en la necesidad de que nuestro país cuente con instituciones gubernamentales eficientes.
Una última encuesta de la Universidad Católica señala que la mayoría de los peruanos desconfía de importantes instituciones del Estado, como el Congreso, el Poder Judicial, el propio gobierno, así como de los partidos políticos que están fuertemente desacreditados, y por tratarse de los pilares del orden democrático afecta su funcionamiento y no cumplen su labor de servir a la población, a tal punto que un 66% de los encuestados señalaron su insatisfacción en la forma como la democracia se desarrolla en nuestro país.
Bajo este panorama uno de los grandes desafíos que tenemos es el institucional; el nuevo gobierno deberá considerar como prioritario el fortalecimiento, estabilidad y mejora de las instituciones del Estado, ya que éstas regulan la política, el mercado, y dirigen el camino democrático. Cuando nuestras instituciones sean de calidad, eficientes, serias y respetadas, permitirán alcanzar la predictibilidad y confianza en el futuro, y el consiguiente progreso y desarrollo para nuestra Patria.
Publicado en el diario Expreso, 9 de abril de 2011