El último secuestro terrorista ocurrido el pasado 9 de abril en el poblado de Kepashiato contra 36 trabajadores del gasoducto del gas de Camisea, y sus dramáticas consecuencias, cubrieron la agenda política, dejándose de lado el debate y análisis de la Estrategia Nacional de Lucha contra las Drogas 2012-2016, diseñada por la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA), aprobada con DS N° 033-2012 del 26 de marzo pasado, solo dos semanas antes del secuestro.
Esta estrategia presenta cuatro Objetivos Estratégicos con metas: Desarrollo Alternativo, Interdicción y Sanción, Prevención y Rehabilitación, y Transversal de Compromiso Legal. En este artículo analizaremos el Objetivo Estratégico de Interdicción y Sanción, el cual incluye cuatro metas:
Meta 1) Incrementar la erradicación anual de cultivos, de 10,290 a 30,000 hectáreas (has.) al 2016: Esta meta presenta dificultades por el reducido presupuesto que restringirá las áreas de erradicación en cuencas o zonas cocaleras con producción vinculada al narcotráfico, y por falta de tecnología satelital para identificación de nuevas plantaciones.
Meta 2) Aumentar el decomiso anual de insumos químicos, de 1,053 toneladas (tm)., hasta 3,500 el 2016: Además que representa una ínfima cantidad (10%) de lo usado por el narcotráfico (35,000 tm.), se requiere concluir el registro único de insumos, efectivo control de empresas dedicadas a su comercialización, determinar los requerimientos exactos en las zonas cocaleras y los nuevos insumos sustitutos, implementación de garitas de control con escáneres, y aplicación de GPS.
Meta 1) Incrementar la erradicación anual de cultivos, de 10,290 a 30,000 hectáreas (has.) al 2016: Esta meta presenta dificultades por el reducido presupuesto que restringirá las áreas de erradicación en cuencas o zonas cocaleras con producción vinculada al narcotráfico, y por falta de tecnología satelital para identificación de nuevas plantaciones.
Meta 2) Aumentar el decomiso anual de insumos químicos, de 1,053 toneladas (tm)., hasta 3,500 el 2016: Además que representa una ínfima cantidad (10%) de lo usado por el narcotráfico (35,000 tm.), se requiere concluir el registro único de insumos, efectivo control de empresas dedicadas a su comercialización, determinar los requerimientos exactos en las zonas cocaleras y los nuevos insumos sustitutos, implementación de garitas de control con escáneres, y aplicación de GPS.
Meta 3) Reducción en 30% de la producción potencial de hoja de coca seca ilícita al 2016: Actualmente tenemos 61,200 has. de cultivos –en 14 regiones– que producen 129,500 tm. de hoja de coca seca, pero solo 9,000 tm. son usadas para consumo tradicional e industrial y las restantes 120,500 (93%) derivadas al narcotráfico; de cumplirse esta meta, al 2016 deberíamos registrar una disminución de 120,500 a 84,350 tm. y en cultivos, de 61,200 a 43,400 has., reto muy complicado por cuanto los cultivos continúan aumentando, inclusive en zonas de tradición cafetalera, como en la Selva Central, Puno, La Convención y el propio VRAE, debido a la mayor demanda mundial de cocaína, al incremento de consumo en países como Chile, Argentina y Brasil, y a la agresiva erradicación de coca en Colombia.
Meta 4) Aumentar los procesos anuales sentenciados por lavado de activos, de 25 a 46 casos al 2016: Para la magnitud del problema representa una meta muy débil. Pero lo más preocupante es que este Objetivo Estratégico no haya considerado una meta sobre decomiso de droga, toda vez que nuestro país es el primer productor potencial de cocaína pura con 325 tm. anuales, que representa el 40.6% de las 800 tm. que abarca el integro de la producción mundial.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo, publicado en el diario EXPRESO, fecha 5 de mayo de 2012