El
río Rímac es la principal fuente de suministro de agua potable y de generación de
energía eléctrica para los 8.5 millones de habitantes de Lima (28% de la
población nacional), sin embargo, el cauce de su cuenca, desde Morococha, provincia
de Huarochirí (100 kilómetros al este de Lima) y luego desde Chilca, San Mateo,
Matucana y Santa Eulalia, recibe de 80 vertimientos de relaves mineros
alrededor de 24 millones de m3 anuales de desechos tóxicos entre cobre, zinc,
hierro, cadmio, mercurio, plomo.
También
recibe contaminantes desde la quebrada del río Huaycoloro (contaminado en 60%)
que se une con el Rímac en Huachipa. Además recibe residuales industriales de
30 vertimientos de unas 100 empresas de la carretera central, aguas residuales
domésticas de 500 tuberías conectadas al río y aguas residuales de riego, y hasta
basura de 100 botaderos desde Chosica hasta el Callao (donde desemboca al mar),
lo cual día a día contaminan al río sin compasión convirtiéndolo entre los más
contaminados de Sudamérica.
Este
desgarrador panorama es producido por una contaminación silenciosa e histórica y
por una escandalosa indiferencia. Ningún gobierno ha tomado las acciones
correctivas urgentes y necesarias para recuperarlo. Se han constituido muchos
grupos de trabajo, grupos técnicos, comisiones, encuentros de autoridades,
asociaciones de distritos ribereños, se crearon fondos públicos-privados, se
planificaron y desarrollaron políticas de gestión y planes y estudios de
factibilidad del programa ambiental de la cuenca, se implementó el proyecto
Rímac, se intentó crear la Autoridad Autónoma de la cuenca del Rímac y hasta
concesionar una empresa privada para la limpieza del cauce, pero nada se ha
logrado y la contaminación continúa agravándose.
Bajo
este panorama, el actual gobierno ha creado el 29 diciembre pasado una nueva
Comisión Multisectorial (DS 022-2012-AG), instalada el 1 de febrero, para la
recuperación de la calidad de los recursos hídricos, sin embargo, a pesar de
conocerse ampliamente la situación de la cuenca y que se trata de un asunto de
emergencia, recién a fin de año (después de 5 monitoreos) esta Comisión tendrá el
primer diagnóstico sobre lo que deberá hacerse para limpiar el río Rímac,
cuando lo imprescindible es tratarlo urgentemente para mejorar la calidad del
agua y disminuir el nivel de impactos a la población y al ecosistema, así como
eliminar los agentes contaminantes y ubicar los responsables, acciones coadyuvadas
con formar una cultura de prevención en la población, mejorar las normas de
fiscalización y sanción ambiental y hacerlas respetar rigurosamente.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 16 de marzo de 2013