El
pasado día 11 el presidente peruano Ollanta Humala –en visita oficial a EE UU– y
su homólogo Barack Obama ratificaron la imperiosa necesidad de incrementar los
niveles de cooperación, tanto económicos como técnicos, para combatir el
narcotráfico. Para Humala, el tema central de esta visita fue buscar un incremento
de cooperación de ese país para combatir las drogas, inclusive en su discurso
en el Centro para el Progreso estadounidense dijo: “deben entender que esta
lucha es una tarea de corresponsabilidad”.
Este
principio de “responsabilidad compartida” significa la acción conjunta de apoyo
mutuo y equitativo entre los países productores, que deben disminuir la
producción y tráfico de drogas, y los países consumidores, que deben disminuir
el consumo y brindar apoyo económico y cooperación técnica y tecnológica. A
pesar que es requerido hace muchos años por
los gobiernos peruanos a EE UU, su aplicación es mínima a pesar que teóricamente
acepta su corresponsabilidad por el alto nivel de consumo de drogas.
Entonces,
es extraña la promesa de Obama por cuanto desde hace más de 10 años el apoyo
económico de EE UU a la lucha antidrogas peruana viene disminuyendo desde el
año 2003 (US$ 206 millones) –2004 (116), 2007 (101), 2009 (56)– hasta el 2013 (US$
23 millones), limitando su apoyo a donar computadoras y equipos a la Procuraduría
Antidrogas, unas pocas coordinaciones e intercambio de inteligencia y
mínimamente en programas bilaterales y desarrollo alternativo a través de la
Agencia de EE UU para el Desarrollo Internacional (Usaid).
Bajo
este panorama, esta reducción del apoyo de EE UU al Perú para la lucha
antidrogas, además de su mala situación fiscal, sería por:
1)
La reorientación del destino de la cocaína producida en nuestro país hacia
Europa y Asia. Hasta los años 90, el 70% se dirigía a este país, actualmente 70% va a Europa y Asia y solo 15%
a EE UU. Esto motiva que el Perú debería buscar mayor cooperación de la Unión
Europea y efectuar mayores coordinaciones con países vecinos;
2)
Los malos resultados de las estrategias antidrogas peruana, principalmente, los
sostenidos incrementos de cultivos de coca y producción y tráfico de cocaína.
Esta situación nos convierte en el mayor productor de la región; y
3)
La mejor situación económica de nuestro país. Esto nos obliga a incrementar
sustantivamente la reducida asignación de recursos (US$ 300 millones anuales) para
esta lucha, contra unos US$ 2,500 millones que mueve el narcotráfico.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 22 de junio de
2013