El
pasado 18 de junio, José Dancé, coordinador de la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para la realización del
primer Inventario Nacional Forestal, advirtió que en el Perú se deforestan
anualmente 150,000 hectáreas (1,500 km2) de bosques –más de 10 veces la
superficie territorial del Callao (147 km2)–, resaltando que “existe
preocupación por la deforestación debido a la tala ilegal de árboles, una
agricultura desordenada y una minería que avanza depredando todo a su paso”. Sin
embargo, para el Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena) la
deforestación anual llega a 2,600 km2 (260,000 hectáreas), área similar al
tamaño de la ciudad de Lima (2,672 km2).
Los
70 millones de hectáreas de bosques, a nivel nacional, cubren más del 50% de
nuestro territorio y albergan una importante biodiversidad. Somos el 9° país
con mayor superficie forestal del planeta y 2° en América Latina –después de Brasil–,
por tal motivo, es preocupante que de los 64 millones de hectáreas de bosques
amazónicos solo se protege el 34.9% según da a conocer un estudio de la ONG Red
Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG). Pero además
de los bosques amazónicos, también en la costa la cubierta forestal vegetal ha
sido depredada el 50%, y en las zonas interandinas restan muy pocos bosques
nativos encontrándose además en peligro de extinción.
Bajo
este panorama en marzo pasado se ha empezado a ejecutar en nuestro país el
primer Inventario Nacional Forestal con el apoyo técnico y económico del
Programa Global FAO y el gobierno de Finlandia, cuyo objetivo es obtener
información del estado de los bosques y recursos asociados, sin embargo, este
proceso durará unos 5 años y la deforestación seguirá incrementándose.
Lo
que prioritariamente se requiere para proteger nuestros bosques es:
1)
Reforzar sustantivamente las actividades de protección: Sistema de Vigilancia
Amazónica y Nacional (Sivan), policía ecológica, servicio de guardaparques, etc;
2)
Fortalecer la institucionalidad forestal;
3)
Mejorar las capacidades de gestión forestal nacional, regional y local;
4)
Implementar políticas públicas eficaces para la conservación y manejo
sostenible de bosques primarios;
5)
Adoptar adecuados planes de concesiones y adjudicaciones forestales;
6)
Valorar, incentivar y apoyar proyectos de forestación y reforestación para
reducir los efectos del cambio climático y mejorar el medio ambiente;
7)
Ampliar la red de Áreas Naturales Protegidas (ANP); y
8)
Combatir la tala ilegal, el blanqueo de madera, el tráfico de flora y fauna
silvestre, la agricultura y ganadería migratoria, y la minería informal.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 6 de julio de
2013