El
pasado día 9 fueron encontrados residuos médicos biocontaminantes en el río
Chillón, en un canal de regadío del fundo El Cañón, en Carabayllo
–presumiblemente del Hospital Nacional Hipólito Unanue–, cuya agua la usan los
pobladores del lugar en riego agrícola, lavado de ropa e inclusive para consumo
humano. Habían residuos anátomo patológicos manchados con sangre: ropa médica, catéteres,
guantes y mascarillas descartables, gasas, etc., además, residuos
punzocortantes (jeringas con agujas hipodérmicas usadas).
Los
siguientes días hallaron más residuos de hospitales en otros 5 canales de riego
de la zona (Isleta, Guayabo, San Juan de Dios, Feudatarios y San Alejandro). Esta
peligrosa acción es definida como infracción muy grave, por constituir un
potencial riesgo para la salud de la población ya que su carga microbiana puede
ingresar al organismo humano, además de contaminar peligrosamente el medio
ambiente.
Existe
una amplia normatividad sobre residuos sólidos de establecimientos de salud (ámbito
no municipal), desde la Ley N° 27314 General de Residuos Sólidos (2000), su
Reglamento (2004), modificatoria a la ley (2008), Plan Nacional de Gestión (2010)
y norma técnica de gestión y manejo (2012), según la cual le corresponde al
Ministerio de Salud su regulación, fiscalización y sanción, y, a las Direcciones
de establecimientos de salud locales y regionales, su manejo y tratamiento, con
infraestructura adecuada, personal debidamente equipado, entrenado y capacitado,
hasta su entrega, con el manifiesto correspondiente, a la empresa prestadora de
servicios de residuos sólidos (EPS-RS).
El
pasado 7 de junio fueron descubiertos, en una vivienda de Puente Piedra, 3
toneladas de residuos biocontaminantes, seleccionados en sacos para reciclarlos
(jeringas descartables –en un tonel para
su lavado–, frascos vacíos de suero, guantes quirúrgicos, máscaras de
nebulización y bolsas de soluciones para diálisis), y hasta la fecha no se
tiene conocimiento a que hospital o centro de salud pertenecían ni como fueron
obtenidos.
Bajo
este panorama, lamentablemente no se cumple la normativa ni se extreman las
precauciones en el manejo de residuos sólidos peligrosos. En el campo de residuos
sólidos en general y en particular de éstos residuos peligrosos, además de una marcada
falta de control y fiscalización, no existe la infraestructura ni la tecnología
de tratamiento que permita gestionarlos adecuadamente a través de todo su
ciclo, desde su recolección, transporte, segregación, acondicionamiento,
tratamiento, hasta su disposición final.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 13 de julio de
2013