En
este documento, sin motivo justificado, se incluyeron abrumadoras concesiones a
Bolivia: derecho de acceso permanente al Pacífico, atraque propio y navegación
de sus buques en Ilo, además de la construcción de su Escuela Naval, y sin
aprobación del Congreso, promovió la colocación de la primera piedra en presencia de ministros de Defensa y cancilleres
de ambos países, la cual tenía gravada una sintomática leyenda: “Expresión del
Poder Marítimo del Estado Boliviano”.
Dicho
Protocolo Complementario pasó casi 3 años encarpetado en la Comisión de
Relaciones Exteriores del Congreso, pero el pasado día 9, con inusitada
agilidad, fue aprobado con modificaciones desconocidas por intercambios de
notas. Además, muy extraña la actitud del presidente del Congreso al asegurar
que le dará “absoluta prioridad” y en menos de 15 días será agendado.
Trascendió que la Escuela de Marina Mercante la construiría el Perú y estaría
bajo su jurisdicción, y no se incluye cesión de soberanía.
Por
tratarse de un convenio de interés nacional, en el debate congresal debería
analizarse:
1)
Porque el Protocolo Complementario le otorgó abrumadoras concesiones a Bolivia;
2)
Cuales son los cambios específicos efectuados para aprobarlo;
3)
Si incluye derecho de navegación de buques mercantes o de guerra, lo cual
colapsaría con la Constitución;
4)
Relación entre la Zona Franca Industrial y Económica Especial y el libre uso de
instalaciones portuarias en su comercio internacional;
5)
Tratamiento de aduanas, impuestos y aspectos laborales;
6)
Falta de consenso en Bolivia sobre la salida de su comercio desde Ilo, por la
distancia respecto a Arica;
7)
Porque tanto apuro si Bolivia no cuenta con recursos logísticos para
desarrollar infraestructura portuaria en Ilo;
8)
Considerar la posición de autoridades y población de Ilo; y
9)
Conveniencia o no de su aprobación antes del fallo de La Haya por nuestra
demanda contra Chile.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 14 de setiembre
de 2013