El
pasado día 8 se inició la Reunión Anual del Grupo del Banco Mundial y el Fondo
Monetario Internacional, analizándose como las políticas económicas de los
países sirven como prevención del cambio climático, resaltándose que, para este
fin, Zambia y Filipinas, realizaron arreglos institucionales incrementando
sustancialmente sus presupuestos en 40% y 25% respectivamente.
El
ministro del Ambiente Manuel Pulgar-Vidal manifestó que “tenemos que tomar
acciones rápidas ante el cambio climático”, pero parecieran ser declaraciones coyunturales,
porque siendo uno de los países más vulnerables del mundo y sufriendo ya sus
graves consecuencias no actuamos en adaptación, reducción de vulnerabilidades y
mitigación. El 2012 el gobierno presentó el Plan ante el Cambio Climático
(PlanCC), pero recién en la Fase I (hasta 2014) se está revisando opciones y
escenarios de largo plazo.
Los
efectos del calentamiento global ocasionan en nuestro país escasez de agua por grave
reducción de nuestros glaciares que en los últimos 35 años han disminuido 22% –equivalente a la pérdida de 7,000
millones de m3 de agua, o de 10 años de consumo de agua en Lima– afectando el consumo humano, procesos
industriales y generación energética, pero principalmente impacta sobre la agricultura,
además de falta de agua para riego, las sequías, heladas o exceso de lluvias ocasionan
en cada campaña pérdidas de 15,000 hectáreas de cultivos, y también, a la
producción pesquera por aumento de temperatura del agua de mar, y hasta pérdida
de biodiversidad y extinción de especies.
Bajo
este panorama, nuestras emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) se
incrementan en proporción al crecimiento económico. Según el Ministerio del
Ambiente, requerimos cientos de millones de dólares para el proceso de
adaptación pero solo contamos con US$ 100 millones de cooperación
internacional. De recursos del Fondo Verde para el Clima, establecido por la
ONU en 2010, hemos accedido a US$ 50 millones para reducir la deforestación, la
cual, sin embargo, sigue destruyendo nuestros bosques a razón de 160,000
hectáreas anuales.
Si
el gobierno, aparte de la cooperación internacional, no otorga suficientes
recursos para el proceso de adaptación y mitigación a este fenómeno (predicción
de eventos climáticos, gestión del agua, energías renovables, manejo de
residuos y deforestación) como lo están haciendo otros países, estaremos
lamentando pérdidas al 2050 de hasta US$ 855,000 millones (según estudio del
BCR), afectando gravemente nuestro PBI y años de crecimiento.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 12 de octubre
de 2013