Finalmente,
después de 6 años de presentada nuestra demanda contra Chile por los límites
marítimos ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya (16 enero 2008), concluye
el proceso contencioso con la lectura del fallo –dentro de 2 días– de un
conflicto que se remonta a la Guerra del Pacífico de 1879 y se acentúa desde
1986 cuando Perú pidió a Chile establecer los inexistentes límites, lo que nunca
aceptó, y por el contrario, en setiembre de 2000 depositó unilateralmente ante
la ONU cartografía náutica remarcando (de facto) el paralelo 18” 21’00” como su
frontera marítima con Perú.
Este
trascendental fallo es definitivo e inapelable, con fuerza obligatoria desde su
lectura (y no gradual como pretende Chile), sin embargo, en su acatamiento
asoma el principio de cumplimiento de buena fe –pacta Sunt Servanda–. Si este se
incumple, el único camino legal para la parte afectada es presentar el caso al
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, organismo que podría recomendar o
decidir medidas para su cumplimiento.
Aunque
el fallo podría mantener el “statu quo” –lo que Chile espera–, el escenario más
realista es que acoja parte de nuestra demanda, lo que nos otorgaría soberanía
de determinada extensión de mar –actualmente en uso chileno– que cuenta con ingentes
recursos hidrobiológicos (80% de la pesca de anchoveta en Arica que representa,
con 300 mil toneladas, el 35% de la pesca artesanal a nivel nacional) usufructuados
por unas 500 embarcaciones con 3,500 tripulantes agrupados en la empresa
Corpesca, segunda productora mundial de harina de pescado, y además, dicha zona,
contaría con probables reservas de hidrocarburos y minerales en el fondo marino
que a futuro podrían ser exploradas y explotadas.
Actualmente
12 embarcaciones pesqueras peruanas están retenidas en Arica (de las 23
capturadas el 2013 en la zona en disputa); el presidente chileno ha pedido
resguardar la soberanía de la frontera con Perú y declara la “defensa de sus
legítimos derechos”; y por su parte nuestra canciller recomienda que en caso de
modificarse el paralelo, los días posteriores al fallo se evite movimiento de
embarcaciones peruanas hacia la zona otorgada para evitar roces con Chile.
A
pesar de este panorama, los peruanos debemos esperar, con optimismo y
tranquilidad, que este fallo dirija a nuestro país hacia el inicio de una nueva
etapa de gran trascendencia histórica.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 25 de enero de
2014