El
exagerado y descomedido aumento que duplica las remuneraciones para Ministros, Viceministros,
Secretarios Generales de Ministerios y otros funcionarios (DS 023-2014 EF, en
concordancia con la Ley 30057 del Servicio Civil que ni siquiera ha sido
reglamentada) ha sido recibido con indignación por la población, ya que
recibirán 14 sueldos al año de hasta S/. 30,000, representando una inequidad
salarial extrema por equivaler a más de 30 sueldos promedio de S/. 1,140 (12 al
año) que recibe una gran mayoría de 16 millones de peruanos de la población
económicamente activa (PEA), además increíblemente equivale (con 14 sueldos) a 47
remuneraciones mínimas vitales de S/. 750 (de 12 sueldos).
De
16 millones de la PEA, solo 9 millones
(56%) están adecuadamente empleados porque perciben más del valor de una
canasta familiar (S/. 1,700 en grandes ciudades y S/. 1,350 en el resto del
país, aplicada a una familia de 5 personas), canasta que día a día se torna
inalcanzable para la mayoría (de 532 productos que la conforman, 407 aumentaron
su precio el 2013). Otros 7 millones (37%) son subempleados (desempleo
encubierto) –25% por ingresos y 12% por horas– laborando de 10 a 12 horas
diarias o más de 50 horas semanales en condiciones precarias, con sueldos
indignos y sin cobertura previsional ni de salud. El restante millón de
personas (7%), se encuentra desempleado.
Bajo
este panorama, a pesar que el presidente Humala reiteró en diciembre 2012 que el
Ejecutivo no se aumentaría los sueldos, éstos han sido descomunalmente incrementados,
y son defendidos por algunos ministros con vehemencia y argumentos
inconsistentes: “no se trata de un incremento sino corrección a una distorsión”,
o, se dio para “atraer gente con solvencia técnica”, cuando todos sabemos que son
funcionarios elegidos “a dedo” por amistad, o razones políticas o partidarias,
y muchos de ellos sin merecimiento alguno.
Es
cuestión de moral política, el gobierno debió antes incrementar adecuadamente
las paupérrimas remuneraciones de maestros, médicos, enfermeras, policías,
militares, y de la mayoría de trabajadores estatales, además de eliminar la
escandalosa informalidad de nuestra fuerza laboral (68% según la OIT) que
obstaculiza nuestro progreso social y económico, y principalmente, solucionar
el actual drama del empleo juvenil, donde el 48% de jóvenes egresados ve
frustradas sus expectativas laborales por falta de empleo, que la Ministra de
Trabajo maquilla con el insólito término de “inadecuación ocupacional”.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 15 de febrero
de 2014