La presentación de cifras
publicadas el pasado día 3 por el Instituto Nacional de Estadística e Informática
(INEI), registrando 1.9% de disminución en la pobreza ha tenido muchas
reacciones triunfalistas en el gobierno, lo cual no ayuda a enfocar retos para
enfrentar problemas centrales como desnutrición crónica infantil y anemia,
enfermedades devastadoras que generan impactos irreversibles y aumentan el
riesgo de mortalidad infantil. Cada año mueren alrededor de 4,000 recién
nacidos antes de cumplir el primer mes de vida.
Tenemos más de 1.5 millones de
niños con desnutrición crónica. Los últimos resultados preliminares 2013 de la
Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES 2013) indican que la
desnutrición crónica infantil descendió solo 0.6% respecto a 2012 (de 18.1 a
17.5%) mucho menor que en años anteriores, además, se incrementó en 6 regiones
(Piura, Lambayeque, La Libertad, Arequipa Cajamarca y Pasco), y en el ámbito
rural es 3 veces mayor que en el urbano. La meta del gobierno de reducirla
hasta 10% al 2016 será imposible porque se requeriría disminuirla 2.5% anual.
Respecto a la anemia –deficiencia
de hierro, ácido fólico, zinc y vitamina A y B12– el 2012 se registró una
proporción de 45 de cada 100 niños con este severo problema de salud pública
que afecta el desarrollo cognitivo infantil, las habilidades psicomotrices y de
socialización, la actividad física, y además, resta coeficiente intelectual y
capacidad de aprendizaje, lo cual traerá graves consecuencias para la
productividad futura del país.
Según la organización internacional
Acción Contra el Hambre (ACF) afecta más de 50% de nuestros niños en edad
preescolar, a 42% de madres gestantes y a 40% de mujeres en edad fértil, niveles
que nos ubican como el país con mayor incidencia de anemia en Sudamérica (solo
igual que Guyana) y en situación comparable a muchos países de África.
Bajo este panorama, son permanentes
las advertencias de organismos internacionales sobre la grave desnutrición
crónica infantil y anemia que hay en el Perú. A pesar de existir planes y
proyectos de protección social así como aumentos de presupuesto y ampliaciones
de coberturas de salud, estas prevalencias no disminuyen, principalmente por
falta de calidad de los planes y programas, deficiente estructura de rendición
de cuentas, mal monitoreo de resultados de asistencia y salud, y falta de una
cultura de prevención y nutrición en la primera infancia.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo
publicado en el diario EXPRESO, fecha 17 de mayo de 2014