El
pasado día 2 el Foro Económico Mundial presentó en Ginebra, Suiza, su informe Global
de Competitividad 2014-2015 en cuyo ranking nuestro país retrocedió 4 puestos
respecto al informe 2013-2014 (del 61° al 65°) entre 143 países. Es muy
preocupante haber retrocedido en 5 de los 12 pilares de evaluación,
principalmente en debilidad institucional (del 109° al 118°) y reducida preparación
tecnológica (86° al 92°), ocupando últimos puestos en innovación 117°, salud y
educación primaria 94°, infraestructura 88°, y educación superior y
capacitación 83°. Además, de 18 países latinoamericanos, 12 mejoraron y solo 6
retrocedieron, entre estos nuestro país.
Otros
rankings mundiales cada año nos siguen advirtiendo sobre nuestro evidente retroceso
en competitividad. En marzo pasado el Banco Mundial presentó su Ranking de
Competitividad Logística 2014 que analiza el desempeño logístico en comercio internacional
de 160 países donde retrocedimos 11 puestos, del 60° (2012) al 71° (2014). Asimismo
en mayo pasado el International Institute for Management Development (IMD)
publicó su Ranking de Competitividad Mundial 2014 que evalúa la facilidad para
hacer negocios de 60 países, donde también retrocedimos 7 puestos, del 43° (2013)
al 50” (2014) ocupando el último puesto en infraestructura tecnológica (60°).
Lo
increíble es que no se ven avances sino solo retrocesos a pesar que desde 2005
tenemos un Plan Nacional de Competitividad y desde 2002 un Consejo Nacional de
la Competitividad (actualmente lo preside el Ministro Castilla), y según este,
de la Agenda 2012-2013 cumplieron 89% de 60 metas (la Agenda 2014-2018 –recién aprobada
el 27 de junio– tiene 65 metas). Esperamos que el Grupo de Trabajo del Congreso
“Seguimiento al Plan de Competitividad” (instalado en setiembre 2013) evalúe
todo lo ejecutado (políticas, estrategias y acciones) y el cumplimiento y
efectividad de las metas.
Bajo
este panorama, la competitividad determina el nivel
de productividad de los recursos humanos y físicos de un país (capacidad de
competencia en mercados de bienes y servicios) y solo mejoraremos invirtiendo
en formación de capital humano, ciencia y tecnología e innovación, calidad
educativa, infraestructura, logística, facilitación de negocios y fortaleciendo
nuestras instituciones (administración pública moderna, transparente y
eficiente en empleo de recursos y prestación de servicios).
Es
muy peligroso nuestro retroceso en competitividad porque de ella depende
directamente el logro de un crecimiento sostenido, generación de empleo digno, calidad
de vida ciudadana y la prosperidad del país.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 6 de setiembre de 2014