La COP
20 (Vigésima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático) y la CMP 10 (Conferencia de Partes Firmantes
del Protocolo de Kioto) se están realizando en nuestra capital entre el 1 y 12
de diciembre, con representantes de 194 países, para tomar acuerdos que serán
vistos en la reunión de Paris del 2015 donde se decidirá el acuerdo climático
global.
Considerando
que la protección de los bosques amazónicos es tema esencial y preponderante en
estas cumbres, existe una gran incongruencia que nuestro país, como organizador,
no tenga una Ley Forestal consensuada que presentar, menos aún, una estrategia
nacional de bosques ni de cambio climático.
En el
marco de la COP 20 hemos reconocido (a través del coordinador del programa de
conservación de bosques del gobierno, Gustavo Suárez de Freitas) un complicado
escenario por una creciente deforestación de nuestros bosques con nivel
histórico de más de 7 millones de hectáreas destruidas, alcanzando los últimos
13 años niveles máximos con promedios anuales de deforestación desde 80,000
hectáreas el 2001 hasta 145,000 el 2013 (para la FAO es mayor la destrucción:
9.2 millones de hectáreas deforestadas a un promedio anual de 260,000).
Desde
julio de 2001 en que la Ley Forestal y de Fauna Silvestre 27308 entró en
vigencia nuestra convicción y gestión forestal ha sido muy escasa, con procesos
casi paralizados en planificación, investigación, mejoras técnicas, y con falta
de supervisión, control, recursos y potencial. Después de 10 años (julio 2011)
se promulgó una nueva Ley 29763 consensuada, pero increíblemente hasta la fecha
no entra en vigencia por no tener reglamento, cuyo plazo prioritario de
elaboración (RM 0048-2012-AG) venció hace 2 años y medio (julio 2012).
Bajo
este panorama 80% de nuestros bosques están en emergencia por acciones
extractivas e informales (tala ilegal, cambio de suelo, narcotráfico, minería
ilegal, etc.) debido principalmente a debilidad institucional, desorden,
corrupción, informalidad y falta de supervisión y control (solo unos 100
efectivos controlan y salvaguardan nuestros 70 millones de hectáreas de bosques
a pesar que se requieren más de 3,000).
Esta
situación está ocasionando la liberación de grandes volúmenes de gases de
efecto invernadero en la atmósfera que alteran irremediablemente los regímenes
climáticos y de lluvia a escala continental, lo cual representa nuestra mayor
falla en el cumplimiento del Protocolo de Kioto.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 6 de diciembre de 2014