El último
informe sobre “Políticas de Tecnología de la Información y Comunicaciones en
los Sistemas Educativos de América Latina 2014” –elaborado por la Unesco y la
Organización de Estados Iberoamericanos– resalta la necesidad de incorporación
en los procesos educativos de los países de tecnologías de la información y
comunicaciones (TIC), principalmente en el plan de estudios, desarrollo
profesional docente y aprendizaje de los alumnos, a partir de acciones de
formación y capacitación que promuevan prácticas pedagógicas y activen
aprendizajes y producción de conocimiento.
Pero a pesar
que las TIC están revolucionando la capacidad competitiva e innovadora en el mundo,
en nuestro país no son incorporadas para su adecuado aprovechamiento en el
funcionamiento educativo, económico y en la calidad de vida poblacional, tal como
se refleja en el último Informe Global sobre TIC 2014 del Fondo Económico
Mundial (FEM) que entre 148 países nos ubica en el puesto (114°) en la variable
“importancia que el gobierno peruano les brinda a las TIC” y puesto (107°) en “promoción
gubernamental de las TIC”, además, ocupamos los últimos puestos en “calidad del
sistema educativo” (134°), en “calidad de educación de matemática y ciencia”
(140°), en “acceso a internet en las escuelas” (94°), y en “capacidad de
innovación tecnológica” (106°).
Lamentablemente
nuestra educación es una de las peores del mundo lo que incide en el
estancamiento de niveles de aprendizaje y se refleja en las pésimas evaluaciones nacionales e internacionales del
alumnado (comprensión lectora, ciencias y matemáticas). Tenemos serios
problemas de desigualdad y discriminación educativa, en el desarrollo
profesional y capacidad de docentes para brindar enseñanza de calidad, en
innovación tecnológica e investigación científica educativa, en gestión y
planificación, en bajos presupuestos y mala infraestructura, entre otros.
Bajo este
panorama la educación es el factor más importante de un país para lograr su
desarrollo económico y social y representa la mejor inversión para impulsar la
competitividad y productividad.
Nuestra baja
calidad educativa podría mejorarse con un proceso de incorporación y acceso a
la infraestructura de las TIC, sin embargo, esto implica una decisión y gran
compromiso del Estado y su apoyo sostenido en el mediano y largo plazo,
debiendo el gobierno conformar alianzas con universidades, empresas privadas y
redes de colaboración, además de convenios educativos con actores de todos los
sectores de la sociedad nacional, así como de cooperación internacional
bilateral y multilateral.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 24 de enero de 2015