Situación muy peligrosa
porque en nuestros puertos se movilizan anualmente 1.5 millones de contenedores
(unos 4,000 diarios) y solo 5% son aforados, el resto ni siquiera se escanea.
Si en el Callao, donde se mueve 86% de los contenedores el control es deficiente,
en los demás puertos (Paita, Chimbote, Salaverry, Matarani, e Ilo) esta
situación es aún peor.
Según el estudio
Nuevas Modalidades del Narcotráfico para Transportar Droga en América Latina de
la Comunidad de Policías de América (Ameripol) –setiembre 2013–: “El comercio
mundial de contenedores es la mayor amenaza del narcotráfico para enviar droga
a cualquier punto del mundo de manera rápida, eficaz y con poco riesgo”, y sobre
Perú y Colombia resalta que por su posición idónea en el Pacífico, salen
importantes cargamentos de droga por esta vía.
Igualmente, según
el manual Control de Contenedores de la Comunidad Andina 2013, en el comercio
exterior existe gran preocupación por el frecuente tráfico de drogas en
contenedores, por lo que deben ser sometidos a minuciosas inspecciones de
identificación y seguridad. Una frecuente modalidad de los narcotraficantes es
la del “gancho ciego” que consiste en violentar los sellos de seguridad de contenedores
a punto de ser embarcados, introducen la droga y luego clonan los sellos.
Bajo este
panorama, somos el país con mayor producción mundial de cocaína; producimos 350
toneladas anuales pero solo el 10% es incautada (entre 30 y 40 toneladas), y el
narcotráfico, a través de infiltración del circuito portuario, principalmente
en el Callao y Paita, logra sacar al exterior vía marítima en contenedores unas
180 toneladas, principalmente hacia Europa donde cada tonelada está valorizada
en US$ 50 millones (US$ 50 mil por kilo), y la producción restante, sale por vía aérea (aeropuertos y narcoavionetas),
y en menor escala por vía fluvial y terrestre.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 17 de enero de 2015