La
anemia infantil en nuestro país es una enfermedad crónica y persistente, de efectos
agresivos e irreversibles que afecta alrededor de un millón niños menores de 3
años, que a su temprana edad, en las primeras comidas –desde los 6 meses–
reciben insuficiencia de hierro e inadecuada alimentación complementaria (vitamina
A, C, calcio, proteínas) generándose daños irreversibles en su desarrollo
físico, inmunológico, psicomotor, cognitivo, intelectual y emocional.
Según
el asesor del despacho ministerial del Ministerio de Salud en temas
relacionados con la infancia, desnutrición crónica infantil y anemia, y ex director
ejecutivo de Atención Integral de salud, Luis León García –considerando datos
de la Encuesta Demográfica y de Salud (ENDES)–, al cierre de 2014 el 46.8% de
nuestros niños menores de 3 años padecen de esta grave enfermedad, la cual
mantiene un preocupante incremento desde 2011.
Si
revisamos el Plan Nacional para la Reducción de la Desnutrición Crónica
Infantil y la Prevención de la Anemia 2014-2016 que tiene como objetivo reducir
al 2016 la anemia en menores de 3 años al 20%, sin embargo, registra que durante
el presente gobierno aumentó desde 41.6% el 2011 a 44.5% el 2012, posteriormente,
a 46.4% el 2013 y 46.8% al 2014, y según la Organización Mundial de la Salud
(OMS) se trata de un “problema de salud pública grave” por encontrarse en porcentajes
superiores al 40%.
Asimismo,
para esta organización somos en Sudamérica, después de Guyana, el país con
mayor prevalencia de anemia, la cual afecta, además de 50% de niños en edad
preescolar, a 42% de madres gestantes y a 40% de mujeres en edad fértil que no
están gestando.
En
la zona rural la anemia se acentúa, según el Centro Nacional de Alimentación y
Nutrición, al primer semestre de 2014 la mayor prevalencia se presenta en Puno
(75.2%), Cusco (66%), Pasco (65.5%) y Ayacucho (61.5%). Como ejemplo, en Puno,
de alrededor de 8,000 niños menores de 3 años, unos 6,000 tienen anemia.
Bajo
este panorama no permitamos que esta terrible enfermedad hipoteque nuestro
futuro. Se debe incrementar el presupuesto y mejorar a nivel nacional: el equipamiento para la atención de
salud infantil; la educación alimenticia; el desarrollo de programas de
capacitación de salud infantil; el monitoreo y vigilancia de la anemia; la
cobertura de suplementación con hierro a gestantes y con micronutrientes la
alimentación infantil, entre otros.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 14 de febrero
de 2015