El Ministro de
Agricultura y Riego (Minagri), anunció hace meses, con gran publicidad, que a
fines de marzo presentaría, publicaría y oficializaría la “Estrategia Nacional
de la Agricultura Familiar”, sin embargo hasta la fecha esta es desconocida a
pesar que en mayo 2014 se creó una Comisión Multisectorial (integrada por 10
ministerios y representantes de 13 instituciones) y cuya principal línea de
trabajo fue proponer dicha estrategia para el período 2014-2021. Además, existe
un proyecto 3803/2014 “Ley marco para la promoción y desarrollo sostenible de
la Agricultura Familiar” aprobada en diciembre 2014 por la Comisión Agraria y
que está pendiente de debate en el Congreso.
La agricultura
familiar (pequeña agricultura o agricultura campesina) es imprescindible en
nuestro país (de 2.2 millones de agricultores 1.8 son pequeños agricultores y
1.2 de ellos habitan en la sierra), sin embargo el Estado no valora esta
actividad y le brinda muy poca atención en promoción y apoyo.
Nuestra agricultura
familiar concentra 90% del valor de la producción agrícola, de ella proviene 80%
de alimentos consumidos en nuestra canasta (hortalizas, tubérculos, frutas y
leguminosas) y representa 56% de la producción nacional, cubre el 93% de ocupados
del sector agrícola, el 81% de unidades agrarias se encuentran en predios agrícolas
familiares (menores a 5 hectáreas), y asimismo contribuye con 86% del Valor de
la Producción Agrícola (VPA).
Bajo este
panorama, la agricultura familiar es una actividad productiva que coadyuva al
cuidado del medio ambiente, la biodiversidad y la reserva genética de cultivos,
asimismo, impulsa las economías locales, genera empleo rural, incrementa la
rentabilidad social y hace frente a los grandes desafíos de seguridad
alimentaria, cambio climático y deterioro de recursos naturales, además,
permite conservar el conocimiento ancestral agrario.
La pendiente “Estrategia
Nacional de la Agricultura Familiar” debería adecuar políticas para proteger,
potenciar y promover su desarrollo sostenible, particularmente en zonas rurales,
y resolver sus principales problemas, entre ellos: ampliar la infraestructura
para riego tecnificado ya que un mínimo porcentaje de agricultores familiares
cuenta con este sistema utilizando mayormente el secano (lluvias), incrementar la
asistencia técnica y capacitación la cual es mínima, apoyar el acceso al
crédito (inaccesible por falta de título de propiedad o garantía), a insumos y equipamiento
agrícola, y fomentar la reducida asociatividad entre la agricultura familiar y
empresas agrícolas pequeñas y medianas para enfrentar la globalización y competitividad.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 30 de mayo de 2015