A
pequeños cambios en la administración pública lo denominan reforma del Estado,
pero nuestro Estado, débil, burocrático, ineficiente y oneroso, requiere una
profunda reforma, no parcial, sino con acciones que mejoren su calidad,
transformando radicalmente instituciones y entidades públicas ineficientes (entre
las 1,800 del gobierno central, gobiernos locales y regionales) que presenten escasa
capacidad por falta de liderazgo y gestión estratégica, impidiéndoles servir
adecuadamente a la ciudadanía, posibilitar la inversión pública y privada,
sostener crecimiento del PBI y encaminar nuestro desarrollo sostenible.
Por
falta de reformas es abrumadora la incapacidad del Estado para hacer frente a
la inseguridad ciudadana (policías, jueces, ministerio público y penales). No
hay reformas profundas del sistema político ni electoral (democracia interna de
partidos, financiamiento, fiscalización, inversión electoral). A pequeños
ajustes de impuestos los denominan reforma tributaria. No tenemos una reforma
laboral que compatibilice los derechos laborales con las necesidades
empresariales, y la reforma parcial de Salud (iniciada hace 3 años con 26
decretos) arroja una división entre salud pública y prestaciones, mientras la
cobertura universal solo cubre un sector poblacional. No tendremos una buena reforma
educativa mientras no mejore el capital humano (especialmente en zonas rurales),
ni una laboral mientras no brinde empleos dignos y salarios adecuados.
Bajo
este panorama, este gobierno no tiene reformas que exhibir, ni se avizoran
hasta el término de su período (julio 2016), tendremos que esperar el siguiente
gobierno que busque un amplio consenso social y político y tenga un programa
listo a aplicar para iniciar una reforma estructural del Estado rediseñando el
aparato estatal que coadyuve a iniciar otras indispensables reformas
sectoriales para con capacidad poder enfrentar los problemas que nos agobian,
de salud, educación, pobreza, desnutrición infantil, corrupción, narcotráfico,
seguridad ciudadana, crimen organizado, infraestructura, productividad,
competitividad, entre otros.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 1 de agosto de
2015