Artículos de opinión de Alfredo Palacios Dongo

GOBIERNO SIN REFORMAS QUE EXHIBIR

Durante su último mensaje en el Congreso el presidente Ollanta Humala, sin anuncios importantes, prácticamente hizo un recuento de lo que considera sus logros, al término, en la explanada del Palacio de Gobierno, dio otro discurso afirmando: “Estamos dejando un legado, cuando terminemos este período, a mediados del 2016, el Perú habrá cambiado”, pero sin reformas esto no será posible. Recordemos que en setiembre 2013 Humala afirmaba que “La tarea de reformar el Estado es un pedido a gritos”, pedido no cumplido porque sin liderazgo político realizar reformas es imposible, y los intentos se frustran.

A pequeños cambios en la administración pública lo denominan reforma del Estado, pero nuestro Estado, débil, burocrático, ineficiente y oneroso, requiere una profunda reforma, no parcial, sino con acciones que mejoren su calidad, transformando radicalmente instituciones y entidades públicas ineficientes (entre las 1,800 del gobierno central, gobiernos locales y regionales) que presenten escasa capacidad por falta de liderazgo y gestión estratégica, impidiéndoles servir adecuadamente a la ciudadanía, posibilitar la inversión pública y privada, sostener crecimiento del PBI y encaminar nuestro desarrollo sostenible.

Por falta de reformas es abrumadora la incapacidad del Estado para hacer frente a la inseguridad ciudadana (policías, jueces, ministerio público y penales). No hay reformas profundas del sistema político ni electoral (democracia interna de partidos, financiamiento, fiscalización, inversión electoral). A pequeños ajustes de impuestos los denominan reforma tributaria. No tenemos una reforma laboral que compatibilice los derechos laborales con las necesidades empresariales, y la reforma parcial de Salud (iniciada hace 3 años con 26 decretos) arroja una división entre salud pública y prestaciones, mientras la cobertura universal solo cubre un sector poblacional. No tendremos una buena reforma educativa mientras no mejore el capital humano (especialmente en zonas rurales), ni una laboral mientras no brinde empleos dignos y salarios adecuados.

Bajo este panorama, este gobierno no tiene reformas que exhibir, ni se avizoran hasta el término de su período (julio 2016), tendremos que esperar el siguiente gobierno que busque un amplio consenso social y político y tenga un programa listo a aplicar para iniciar una reforma estructural del Estado rediseñando el aparato estatal que coadyuve a iniciar otras indispensables reformas sectoriales para con capacidad poder enfrentar los problemas que nos agobian, de salud, educación, pobreza, desnutrición infantil, corrupción, narcotráfico, seguridad ciudadana, crimen organizado, infraestructura, productividad, competitividad, entre otros.

Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 1 de agosto de 2015


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