El
pasado día 17 el Centro de Investigación Empresarial de Perucámaras (CIE)
informó que 81.9% de trabajadores en la macro región centro son informales, pero
en el resto de macro regiones es similar: norte (80.8%), oriente (83.8%), y sur
(78.9%). Es inaudito que en 15 de las 25 regiones del país más de 80% de su Población
Económicamente Activa (PEA) trabaje informalmente. A nivel nacional, de 30
millones de habitantes, 15.5 conforman la PEA, y de estos, 10.5 (68%) son
informales. En nuestra capital llega a 43%.
Los
jóvenes (18 a 24 años) son los más afectados, de cada cinco, cuatro laboran informalmente,
de 2 millones (PEA ocupada) 1.6 millones (82.4%) es informal. La masa de 150
mil que sale anualmente a buscar trabajo no es absorbida formalmente
dirigiéndose a la informalidad. De cada cinco empresas en el país tres son
informales, y las micro y pequeñas empresas (mypes) concentran 80% del trabajo
informal (2.5 millones).
Es
probable que hayamos escuchado otras veces estas increíbles cifras y ya no nos
llamen la atención porque peligrosamente nos estamos insensibilizando (principalmente
el gobierno y muchos empresarios) ante esta gravísima y aguda realidad que nos desborda
y origina que una mayoría de peruanos trabaje informalmente o este subempleado,
con sueldos indignos, sin vacaciones, CTS, ni condiciones mínimas de seguridad,
cobertura previsional y salud.
El
gobierno prometió una reducción de doble dígito pero no ha cumplido. Es su
responsabilidad acatar la Constitución promoviendo condiciones para el progreso
social y económico mediante políticas de fomento del empleo productivo y educación
para el trabajo. Sin embargo, la Ley General del Trabajo se encuentra encarpetada.
Su estrategia sectorial para formalización laboral (setiembre 2014) y su plan
de acción para fiscalización de registros de planillas a empresas (abril 2015) no
han logrado revertir nuestro altísimo nivel de informalidad, de los mayores en
la región.
Para
ello debería implementar políticas adecuadas en la legislación laboral (uniformizar
diversos regímenes laborales y compatibilizarla con el incremento de productividad
laboral), promocionar inversiones, incentivar en las empresas la capacitación laboral
e innovación tecnológica, viabilizar la actividad formal disminuyendo
tramitación engorrosa, disminuir sobrecostos laborales en mypes, entre otros.
Por
su parte, las empresas deberían mejorar las condiciones laborales de sus
trabajadores, capacitarlos para incrementar su creatividad y productividad, invertir
más en investigación y desarrollo, adoptar nuevas tecnologías e infraestructura,
e incorporar modelos de innovación.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 22 de agosto de
2015