El
pasado día 10, Tania Quispe (prima de Nadine Heredia) renunció, tras 4 años, a
la Jefatura de la Superintendencia Nacional de Aduanas y Administración Tributaria
(Sunat), pero inmediatamente fue nombrada a un puesto que la esperaba (vacante
desde 2014), representante del Perú ante el BID (sede principal en Washington).
Según
Tania Quispe, durante su gestión cumplió metas con resultados bastante alentadores,
puso como ejemplo que la presión tributaria “a excepción del sector minero”,
dio un salto de 13% a 15.6%, sin embargo, dicha presión tributaria (relación de
ingresos tributarios con el PBI que financia 80% del presupuesto nacional) se
mide incluyendo todos los sectores sin excepción. Además, la principal promesa
tributaria del gobierno y meta de su gestión era incrementarla hasta 18% al
2016, pero contrariamente, en 2011 registraba 15.6% y al 2016 se reduciría hasta
15.1%.
Al
asumir la jefatura (agosto 2011), Tania Quispe prometió hacer algo diferente, “cambios
estructurales” para lograr una organización tecnificada y moderna y así aumentar
la presión tributaria y disminuir la informalidad, metas no cumplidas, porque la
informalidad, evasión y elusión fiscal, y operaciones no reales con empresas y
facturas fantasmas siguen incrementándose, por falta de estrategias, políticas,
programas, normas, instrumentos y capital humano para combatirlas.
Otra
tarea de la Sunat, control y registro de insumos químicos para producir drogas,
tampoco ha sido satisfactoria; el 2014, de 40,000 toneladas utilizados para
elaborar cocaína (estimación: Instituto de Estudios Internacionales PUCP) Sunat
solo incautó 3,700 toneladas (9.3%). Además deja a junio 2015 (respecto a 2014)
los ingresos tributarios del gobierno negativos en casi todas las variaciones
de % real (impuestos y gravámenes).
Según
el tributarista Juan Salazar, las perforaciones al sistema de recaudación afectan
2% del PBI (US$ 12,000 millones anuales) entre evasión, contrabando, elusión,
regímenes de exoneraciones tributarias y regímenes especiales. Para la
Procuradora Antidrogas, Sonia Medina, el lavado de activos mueve en el país US$
6,500 millones anuales y el narcotráfico US$ 2,000 millones, además, el oro ilegal
US$ 3,000 millones.
Bajo
este panorama, los resultados de la gestión de Tania Quispe no han sido nada
alentadores como ella pregona. Le toca a su reemplazante, Víctor Ramos, enfocar
sus esfuerzos en ampliar la masa de contribuyentes, combatir la evasión
tributaria y reducir la informalidad en nuestro país que registra una de las
economías más informales de la región.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 15 de agosto de
2015