El
cultivo de palma aceitera en nuestro país es incentivado por el Estado principalmente
para producir biocombustibles (biodiesel), cubrir la demanda de aceites
vegetales (en ambos mercados somos deficitarios e importadores netos), sustituir
cultivos ilegales de coca y fomentar la reforestación amazónica.
Desde
2001 existe un Plan Nacional de Promoción de la Palma Aceitera (RM 155-2001-AG)
pero el pasado día 3 el gobierno anunció la publicación de un nuevo Plan
Nacional (más de lo mismo), además, el 2009 este cultivo ya fue declarado de
interés nacional (DS 015-2009-AG). Según el Ministerio de Agricultura tenemos
1.4 millones de hectáreas para su desarrollo en Loreto, Amazonas, Ucayali, San
Martín, Huánuco y Cusco, aunque no especifica la zonificación económica
ecológica.
Sin
embargo, resultan sumamente preocupantes las reiteradas denuncias de
destrucción, por grandes empresas, de miles de hectáreas de bosques primarios para
cultivar palma aceitera, principalmente en Loreto (Tamshiyacu) y Ucayali (Nueva
Requena). El mapa del Instituto Carnegie demuestra impresionante deforestación
por estos monocultivos alrededor de Ucayali, Tarapoto, y San Martín ocasionando
grandes pérdidas de stock de carbono.
En
junio pasado la Contraloría General de la República advirtió que la
deforestación ha aumentado notoriamente en Loreto por el crecimiento de estos
cultivos (115% entre 2006 y 2013). Igualmente en agosto pasado, la Defensoría
del Pueblo pidió la suspensión de permisos de cultivos en Ucayali a empresas
que están destruyendo 5,000 hectáreas de bosques primarios.
Para
la Sociedad Peruana de Ecodesarrollo (SPDE) estos cultivos, con previa
deforestación de bosques primarios, se concretan apelando al tráfico de
tierras, extorsiones, usurpación de predios, invasión de áreas y trato directo
con funcionarios públicos, además por irregulares aprobaciones de Estudios de
Impacto Ambiental y adjudicación como eriazas, de tierras forestales o áreas
deforestadas.
Bajo
este panorama desde hace 4 años no entra en vigencia la ley forestal y de fauna
silvestre (N° 29763 junio 2011) por falta de reglamentación, la cual debe
considerar los vacíos de regulación, zonificación ambiental, identificación y
ordenamiento territorial, evitar cambios de uso de suelo y promover este
cultivo en pequeños productores.
La
agroindustria de palma aceitera es importante para nuestro país, pero debería desarrollarse
solo sobre áreas deforestadas previo estudio de zonificación ambiental, lamentablemente
los grandes grupos empresariales buscan cultivarla deforestando bosques
vírgenes (para reducir costos) sin considerar los graves daños que ocasionan a
áreas boscosas, medio ambiente, biodiversidad y comunidades circundantes.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 12 de setiembre
de 2015