En
el último informe global 2015-2016 del Foro Económico Mundial (FEM) hemos
descendido 4 puestos respecto al 2014-2015 (del 65° al 69°). En el Ranking de
Competitividad Mundial del Instituto para Desarrollo de Gestión (IMD) caímos 7
puestos ocupando el puesto 50° entre 60 países. Además, según el Instituto de
Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP), a partir de un estudio internacional
mediante el Árbol de la Productividad-Competitividad, el Perú retrocedió en 23 de
44 índices de competitividad sostenible.
La
competitividad representa la mejor rentabilidad obtenida por un país por el
valor de sus productos ofrecidos en mercados internacionales (cantidad, calidad
y costos) e insumos para elaborarlos (productividad), que le permite competir en
términos comparativos con confiabilidad, estabilidad y predictibilidad. A mayor
nivel de competitividad, mejora la productividad, las oportunidades de empleo, salarios
e ingresos por habitante, pero sobre todo, aumenta la prosperidad y la calidad
de vida poblacional.
Pero
para ser competitivos se requiere de elevada voluntad política y esfuerzos,
principalmente del gobierno, pero también mayor empeño de empresas y centros de
estudios escolares, técnicos y superiores. La mejora de competitividad está directamente
condicionada al desarrollo y avance en: institucionalidad, calidad de educación
(capital humano) básica, técnica, superior y productiva, infraestructura, innovación,
ciencia y tecnología, tecnología de información, desarrollo empresarial, mercado
laboral, entre otros, justamente en la mayoría de índices que retrocedemos o no
avanzamos.
Pero
lo más peligroso son los 24 puestos que hemos caído en nuestra precaria
institucionalidad en los reportes globales del FEM entre 2010 al 2015 (del 92°
al 116°), uno de los mayores problemas endémicos que arriesga el futuro del
país y posibilita la corrupción, lavado de activos, inseguridad ciudadana e
informalidad.
Es
realmente urgente que el próximo gobierno ejecute una reforma integral del
Estado, en todas sus instancias (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) con la
finalidad de hacer eficiente nuestro sistema político y mejorar nuestro
bajísimo nivel institucional y competitivo, que nos permita afianzar la
democracia y desarrollarnos en forma sostenida.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 24 de octubre
de 2015