Hoy, 8 de octubre, celebramos el 195° aniversario de creación
de nuestra Marina de Guerra, institución cuya historia a través del tiempo es
pródiga, protagonista del génesis de la patria y enriquecedora del alma
nacional. Pero también conmemoramos el 131° aniversario del glorioso Combate
Naval de Angamos, fecha en que Miguel Grau con su sacrificio y amor por la
patria nos dejó un legado de patriotismo, y como hombre cabal de convicciones
éticas, profesional íntegro, político digno, recto y honesto, nos legó su
ejemplo de valores que los peruanos deberíamos seguir.
Esta fecha tiene gran significado para la reflexión: la deplorable
situación operativa para enfrentar el conflicto armado contra Chile, que el
mismo almirante Grau alertó oportunamente, se debió a la miopía política,
soberbia, desidia e imprevisión que no permitieron visualizar esa crítica
capacidad operativa, de entrenamiento y mantenimiento por falta de recursos.
Dicha reflexión se enmarca en la principal responsabilidad
del Ministerio de Defensa: asegurar las capacidades disuasivas requeridas por
la Fuerza Armada para la defensa del país, apoyo al desarrollo y mitigación en
caso de desastres naturales, a través del equipamiento necesario y personal capacitado,
entrenado y con alta moral. Sin embargo, el ministro de Defensa, Mariano
González, ha venido cuestionando las adquisiciones realizadas por el gobierno anterior,
las que han recuperado niveles operativos que no teníamos desde los años 80
porque los gobiernos de Toledo y García, irresponsablemente, redujeron el
presupuesto de Defensa hasta niveles mínimos (menores a 1.5% del PBI) que solo
cubrían gastos fijos e ineludibles.
Las adquisiciones militares del período 2011-2015 por S/
10,600 millones (según Contraloría), se efectuaron en base a un programa
absolutamente necesario de repotenciación y modernización por la crítica
situación de obsolescencia y límite de vida útil de nuestras unidades y
sistemas militares, sin embargo, dichos gastos, como en cualquier otro sector,
no están exentos de investigación y auditoría por parte de la Contraloría
General que determinará, si la hubiere, cualquier responsabilidad civil o
penal.
Bajo este panorama, al ministro de Defensa, Mariano González,
no le corresponde cuestionar, sino completar
la actualización del planeamiento estratégico, la gestión de recursos
económicos necesarios para continuar la obtención de capacidades operativas
requeridas, además de mejorar los niveles de bienestar y salud del personal, incluyendo
la solución a la problemática de remuneraciones y pensiones que el propio
presidente Kuczynski prometió antes de asumir el gobierno.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 8 de octubre de
2016