Nuestra
situación de país atrasado se debe fundamentalmente a que desde hace muchos años
no promovemos ni invertimos suficientemente en ciencia, tecnología e innovación
(CTI) incumpliendo el mandato constitucional: “Es deber del Estado promover el
desarrollo científico y tecnológico del país” (artículo 14°). Increíblemente solo
destinamos 0.14% del PBI (S/ 84 millones el 2016) que debe ser distribuido
entre universidades, Ministerios de Agricultura y Producción y otras entidades;
para el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec)
el presupuesto al 2021 debería llegar a S/ 1,000 millones.
El
problema es que desde los colegios no se promocionan las ciencias básicas, y en
las universidades las carreras de investigación y ciencias (naturales, médicas,
agrícolas, ingeniería y tecnología) están rezagadas respecto a las ciencias
administrativas y económicas. Igualmente, los centros de investigación y
desarrollo tecnológico presentan muy bajo nivel de calidad, y lo que es peor,
las universidades y centros de investigación están absolutamente separados de la
actividad empresarial. Otro grave problema es que solo contamos 2,200
investigadores (necesitamos 17,500), también faltan científicos, contamos con
un programa piloto “Magnet” para atraerlos del exterior, pero solo existen
fondos para atraer unos 20.
El 29
mayo 2014 Concytec presentó la Política Nacional para desarrollo de CTI “Crear
para Crecer” para mejorar y fortalecer la innovación tecnológica e investigación
con metas para impulsar la biotecnología, ciencia de materiales, TIC y
transferencia tecnológica, previéndose el incremento de inversión del actual
0.14% del PBI al 0.37% para el 2016, lo cual fue imposible de lograrse. Esta
Política recién fue aprobada casi 2 años después según DS 015-2016-PCM (8 marzo
2016), disponiéndose un plazo de 90 días para que Concytec diseñe y proponga la
estrategia para implementar dicha Política en coordinación con los sectores
competentes, pero hasta la fecha no se ha cumplido.
Bajo
este panorama nuestro país debe mirar hacia el horizonte científico y
tecnológico, y aunque no gana votos porque implica mayores inversiones y los
resultados son de largo aliento (15 a 30 años), esta es una de las pocas
inversiones que mejoraría nuestra posición en la frontera de producción mundial
porque agrega valor a nuestra industria y exportaciones. No hacerlo significa
arriesgarnos a no tener a futuro un crecimiento económico sustentable, a seguir
dependiendo de las materias primas (principalmente la minería con crecientes
conflictos sociales) y las condiciones externas de precios para venderlas.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 17 diciembre 2016