El
pasado día 9 el Ministerio de Educación publicó los resultados de la Evaluación
Censal de Estudiantes (ECE) 2016, estos, comparados a la ECE 2015 no son nada
estimulantes, en 2° de primaria, en lectura, el logro de aprendizaje
satisfactorio se redujo en 3.4% (de 49.8% a 46.4%) aumentando también en 3.5%
el porcentaje de estudiantes con dificultades en el aprendizaje; en
matemáticas, aunque los resultados satisfactorios aumentaron en 7.5% (de 26.6%
a 34.1%), no se logró la meta de 35% proyectada para 2016. En 4° grado de
primaria (prueba realizada primera vez) en matemáticas y lectura solo 25.2% y
31.4% respectivamente salió satisfactorio. En 2° de secundaria los resultados
son deplorables, solo fueron satisfactorios en matemática 11.5%, en lectura
14.3%, y en historia, geografía y economía 15%, resultados que no demuestran
mejoras como sostiene la ministra de Educación, Marilú Martens, por el contrario
arrojan bajísimos porcentajes de aprendizajes satisfactorios a fin del ciclo.
Pero
lo más grave y preocupante es la enorme brecha entre la educación urbana y
rural principalmente en 2° de secundaria, en lectura 15.8% es satisfactorio en
área urbana y solo 2% en área rural (brecha 8 a 1), en matemáticas 12.7% a 2.5%
y en historia, geografía y economía 16.4% a 4.3%, además, en el área rural
existe gran cantidad de alumnos que no lograron los aprendizajes necesarios
para estar en este grado, en matemáticas 61.8%, lectura 54.2% y en historia,
geografía y economía 46.3%. Igualmente en 2° de primaria se registran altas
brechas en resultados satisfactorios, en lectura 50,9% área urbana a 16.5%
rural, y en matemáticas 27.1% a 12.1%, esto demuestra una profunda inequidad
educativa y elevados niveles de ineficiencia académica.
Bajo
este panorama esta y otras evaluaciones evidencian serias deficiencias y
desatención en el sistema educativo rural: 1) Falta un plan integral con
estrategias y criterios de organización, funcionamiento y metodología en la
enseñanza ajustadas a sus características específicas en colegios unidocentes y
multigrado; 2) Muy reducido e inequitativo el presupuesto para estudiantes en
situación de desventaja (exclusión, desigualdad y pobreza); 3) Graves carencias
de infraestructura, acceso a servicios básicos, equipamiento y materiales
educativos; 4) Falta de directores y docentes; 5) Falta de escuelas de nivel
secundario; 6) Currículos, calendarios y horarios incompatibles a
requerimientos; 7) Débil monitoreo o supervisión de instituciones educativas;
8) Mínimo uso de tecnologías de información y comunicación.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 22 de abril de 2017