El
último desastre climático con las peores inundaciones en 20 años que nos dejó
el Niño Costero fue ocasionado por lluvias torrenciales en la costa y en la sierra
que causaron aluviones y desbordes de muchos ríos causando muerte de personas,
destruyendo casas, carreteras y puentes, requiriéndose reconstrucción de
infraestructura y prevención con sistemas de defensa para evitar nuevos
desbordes de los ríos que fluyen hasta el Océano Pacífico, lo cual tomará
tiempo y demandará enormes gastos.
Sin
embargo también tenemos el antiguo problema de los pasivos ambientales mineros
(PAM), directamente relacionado con los fenómenos climáticos, principalmente
las lluvias, y no se solucionan porque no causan destrucción de
infraestructura, sin embargo, tratándose de restos mineros abandonados por
mineras como relaves, bocaminas, desmontes,
escorias, tajos, efluentes, con productos químicos altamente tóxicos, éstos actúan
en forma silenciosa y agresiva discurriendo
durante los periodos de lluvias contaminando cabeceras de cuencas, ríos,
suelos, causando graves impactos a la salud de los pobladores, a la
agricultura, ganadería y ecosistema circundante.
Increíblemente desde hace décadas estos pasivos mineros afectan a 21 de
las 25 regiones de nuestro país a lo largo de unas 60 cuencas hidrográficas con
actividad minera. En cumplimiento de la ley 28271 (julio 2004) que regula los
PAM el Ministerio de Energía y Minas (MEM) debe presentar inventarios anuales,
el inicial en 2006 registró 850 pasivos incrementándose en 10 años hasta 8,854
(más de 1,000%) según último inventario de diciembre 2016 (RM 535-2016-MEM/DM).
Bajo
este panorama, las regiones más afectadas por las lluvias torrenciales y
desbordes durante el último fenómeno climático (Ancash, Arequipa, Cajamarca,
Huancavelica, Huánuco, Ica, Junín, La Libertad, Lambayeque, Lima y Piura)
registran 6,106 de estos peligrosos pasivos (69% del total). Es imposible medir
el nivel de contaminación producido durante este fenómeno climático en las
zonas donde se encuentran los PAM depositados o abandonados, pero sí es seguro
que las lluvias torrenciales causaron enormes discurrimientos de restos
altamente tóxicos contaminando cabeceras de cuencas, ríos, suelos y al
ecosistema afectando la salud de los pobladores aledaños. La ley 28271 dispone
que el MEM debe identificar los responsables de los pasivos abandonados
aplicando las sanciones correspondientes, caso contrario el Estado debe asumir
su remediación; como los resultados del MEM en identificación de responsables
en los últimos 10 años son muy deficientes (ni 5%), le corresponde al gobierno
dar solución a esta grave problemática contaminante.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 15 de abril de 2017